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Sin duda alguna, las chimeneas y estufas de leña son una de las fuentes de calor por excelencia en los meses de frío, su ambiente cálido y acogedor junto a la maravillosa imagen del fuego nos ofrece un bienestar sin igual. Las estufas de leña de acero son menos pesadas y ofrecen un precio más económico, por otro lado, las estufas de hierro fundido no son tan ligeras, pero son más duraderas.
La potencia hace referencia al calor que llega a desprender la estufa en momentos concretos, la potencia se mide en KW (Kilovatios). Cuánto mayor calor produce, mayor es la potencia. Para hacernos una idea, una estufa eléctrica tiene normalmente una potencia de 1 kw y en una estufa de leña suele tener unos 20 kw de potencia.
En este caso, hay que prestar atención a la acumulación de hollín y creosota. Dicha acumulación puede suponer un riesgo de incendio, ya que, reduce el flujo de aire y se podrían inflamar los depósitos acumulados. Es recomendable inspeccionar la chimenea anualmente para ver que todo esté en orden, mientras que durante el invierno y en temporadas de uso, se debe revisar semanalmente. También es recomendable retirar las cenizas y cualquier resto que haya en el interior de la estufa o chimenea tras su uso.
Una estufa de leña puede llegar a calentar de 25 hasta 150 m2 aunque depende de varios factores. Para poder hacernos una idea, una potencia de 1kw puede llegar a calentar aproximadamente entre 10 y 12 m2. Algunos de esos factores son: La ubicación de la estufa, la potencia de esta, el aislamiento de la casa o la ubicación de las ventanas entre otros.
Es importante tener en cuenta varios consejos a la hora de escoger la leña que vamos a quemar en nuestra estufa.
Uno de los aspectos fundamentales que debemos saber es que la leña debe ser seca y dura que permitan la creación de buenas brasas que mantengan el fuego vivo. La leña dura la podemos conseguir de árboles como el haya, el roble, el abeto o el pino. Para que la leña esté seca, se recomienda dejar unos 2 años para que pueda aportar un mayor calor.
La leña seca ofrece una combustión más ligera y son más sencillas de trocear.
También cabe recordar no utilizar leña de madera verde. Esta leña recién cortada es más compleja ya que, tiene un gran peso en agua.
La leña necesaria para la estufa o chimenea depende de varios factores como: el tiempo de uso, temperatura exterior del hogar, horas de uso al día etc. Es importante comprar la leña con antelación para evitar la subida de precios durante los meses de invierno y posible escasez en ciertos periodos.
Nuestra estufa de leña debe ubicarse en una zona que permita una correcta ventilación, es recomendable dejar una distancia de seguridad entre la pared y la estufa, debe ser una zona amplia. Es habitual colocar la estufa de leña en las salas principales de la casa, como la sala de estar o en el centro del lugar.
También deberemos tener en cuenta la colocación de los tubos de salida de humos, los cuales deben sobresalir aproximadamente 50m de la parte apical del tejado.
Al igual que el resto de los tipos de chimeneas y estufas que no son eléctricas, son seguras siempre y cuanto las mantengamos y las usemos usando el sentido común y tomando algunas precauciones. Algunos consejos son:
-Hacer uso únicamente de leña seca
-Comenzar encendiendo con fuegos pequeños
-Mantener cualquier material y objeto inflamable alejado de la estufa o chimenea.
-Guardar la leña en un lugar alejado de la estufa o chimenea.
-Usar una malla o pantalla metálica para evitar que algunas brasas salgan volando.
-Comprobar las salidas de humo, salidas de emergencia de la casa y los detectores de humo antes de realizar el primer encendido.
-Asegurar una correcta ventilación y circulación del aire en la casa para el posible humo que pueda salir de la chimenea
-Es recomendable utilizar detectores de monóxido de carbono, ya que, son gases invisibles y peligrosos difíciles de detectar.
