Los agricultores pedían agua a gritos y por fin ha llegado, aunque demasiado tarde. Las intensas lluvias registradas durante las últimas jornadas en la provincia, que han llegado a descargar hasta 40 litros por metro cuadrado en algunas zonas, permitirán minimizar parte de los daños sufridos en el cultivo de cereal, que aún así presenta unas perspectivas poco halagüeñas. Y es que, la lluvia ha llegado cuando buena parte de los cultivos ya habían superado el umbral de la formación del grano. Las plantas no han crecido en su momento por falta de agua y ahora, por mucho que caiga, ya es tarde para revertir la situación.
Eso es de hecho lo que ha pasado en buena parte del territorio provincial, castigado durante mes y medio por la ausencia de precipitaciones en el momento más importante del crecimiento del trigo y la cebada. Sólo algunos cultivos tardíos podrían salvarse, aunque el rendimiento por hectárea será sin duda menor que el de otros años. Diferente visión mantienen otros cultivos, como el del girasol y la alfalfa, a los que las lluvias de mediados de junio les ha sentado de fábula.
Con todo, y a la espera de la evolución de la meteorología durante las próximas jornadas, los agricultores han ganado en optimismo. No mucho, pero algo, al fin y al cabo. Así, Gabriel Delgado, de UPA, asegura que las previsiones han mejorado respecto a la semana pasada, cuando se hablaba de la posibilidad de ver reducida la cosecha en un 40 ó 50 por ciento respecto a los datos de 2014. “La semana pasada había un pesimismo total, y aunque no podemos echar las campanas al vuelo”, las intensas lluvias de los últimos días podrían “arreglar algo”. Eso sí, la cosecha seguirá siendo “regular tirando a mala”, teniendo en cuenta que, además, en algunas zonas ha granizado con relativa intensidad provocando otro tipo de daños.
G. de la Iglesia – www.burgosconecta.es
