Las ventas internacionales de maíz en enero de este año alcanzaron un récord de 6,17 millones de toneladas, un volumen 126% superior al del mismo período del año pasado, cuando el país exportó 2,73 millones del grano. El mayor movimiento alcanzado en el mes de enero hasta entonces se había registrado en 2016, cuando el país envió 4,4 millones de toneladas al mercado mundial.
Según el estudio, la demanda firme provino principalmente de importadores de China, que abrió sus mercados al grano brasileño a finales de 2022, siendo el destino de aproximadamente 1,16 millones de toneladas de maíz brasileño el año pasado, con la mayor parte enviada en diciembre de 2022, representando el 18% del total exportado en el último mes del año pasado. Este desempeño también ocurrió debido a la buena cosecha de invierno en el país, que aumentó la disponibilidad del grano para embarque.
Por otro lado, el gráfico de evolución de las exportaciones señala que los embarques de soja alcanzaron sólo 840 mil toneladas en el inicio de este año, contra 2,45 millones en el mismo período de 2022, lo que representa una caída del 66%. Según el boletín, esto sería un reflejo del menor ritmo observado en las ventas internas desde la campaña anterior, además de las pausas en las cosechas sudamericanas de 2022/2023 y el mantenimiento de la fuerte demanda internacional, que provocó una reducción de los stocks mundiales de la oleaginosa y dio sustento a la continuidad de los altos precios.
«La creciente producción agropecuaria y el aumento en la generación de excedentes exportables por parte de Brasil revelan cada vez más la necesidad de dar prioridad absoluta a la cuestión de la infraestructura nacional», dice el superintendente de Logística Operacional de la Conab, Thomé Guth. «Es necesaria una mirada más atenta para la solución de desobstrucciones que reduzcan la burocracia y estimulen la diversificación de las inversiones – públicas o privadas – en segmentos como almacenes, carreteras, ferrovías y, especialmente, en puertos, donde los esfuerzos deben priorizar el aumento del desempeño de los localizados en el Arco Norte, con una matriz que se desplaza a cada año hacia el centro del país. Esto sin menospreciar las instalaciones tradicionales ubicadas en el Sur del país, que también necesitan acciones sistematizadas, relacionadas con la administración de los problemas de dragado en el corto plazo y la promoción de la competitividad entre los productos, lo que permite la reducción de los costos logísticos en toda la cadena que se refleja en el aumento de la competencia entre los usuarios».
