«La vendimia vuelve con más planificación» Francisco Martínez Arroyo, consejero de Agricultura de Castilla La Mancha

Agronews Castilla y León

20 de agosto de 2017

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Hace ya unos años, como bien saben los viticultores, que la vendimia se adelanta. Y no solo porque se cultivan ya en España prácticamente todas las variedades del mundo -algunas de las cuales alcanzan el grado óptimo de marduración para la cosecha, a principios o mediados de agosto-, sino también por el cambio climático, que comienza a manifestar sus efectos sobre los cultivos y, particularmente, sobre el viñedo, como han demostrado ya numerosos estudios.

Este año, las temperaturas extremas de la primavera, de récord, por ejemplo, en algunas zonas de la comarca de La Mancha, -la que aporta más superficie al cerca del millón de hectáreas de viñedo en nuestro país-, además de los efectos de las heladas y el granizo, fundamentalmente, en las zonas productoras de Rioja y Ribera del Duero, y la escasez de precipitaciones, en las cuencas del Guadiana y el Duero,-especialmente preocupantes- hacen prever una cosecha más temprana y más corta de lo normal.

Cerca de la mitad de la superficie de viñedo de España se concentra en Castilla-La Mancha, que supone el 7 por ciento de todo el viñedo del mundo. Se trata de 450.000 hectáreas de todas las variedades -autóctonas y del resto de zonas vitícolas del mundo-, que, una vez transformadas en mosto o vino, alcanzan, de media, unos 25 millones de hectolitros en los últimos años, un 60 por ciento, aproximadamente, de la producción nacional, que se sitúa en torno a los 42 millones de hectolitros.

En esta ocasión, las previsiones de cosecha son mucho más reducidas que las medias comentadas, con una calidad esperada óptima. En total, se podría alcanzar unos 20 millones de hectolitros en Castilla-La Mancha -las últimas jornadas de gran calor han reducido el tamaño de la baya todavía más de lo previsto al inicio del verano- y de unos 35-37 millones de hectolitros a nivel nacional. Se trata, lógicamente, de previsiones, pero marcan sin duda, la tendencia de esta campaña, que será de las más reducidas de las dos últimas décadas.

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Las previsiones en otras zonas productoras de Francia e Italia e incluso, las cosechas en países del hemisferio sur, son también escasas, lo que reducirá la oferta de uva a niveles relativamente bajos a nivel mundial. En un mercado altamente globalizado, como es el del vino, esto hace pensar en una vendimia con precios más altos para los viticultores que la campaña pasada. Y así parece que se han iniciado ya los primeros movimientos en el mercado.

Conviene, en este punto, y así quiero hacerlo en el blog, lanzar un mensaje de cumplimiento de la legalidad a vendedores (viticultores) y compradores (bodegas) de uva, para que se negocie con transparencia y se firme siempre un contrato de compraventa por escrito. También, para que la uva se pague a 30 días como estipula la ley -en el caso de las entregas de uva de los socios a sus cooperativas, no es necesario contrato, ni la liquidación tiene que hacerse a 30 días, al no tratarse de relaciones contractuales-.

En Castilla-La Mancha, continuamos esta vendimia los esfuerzos de control de la trazabilidad que iniciamos el año pasado, ampliando el plan específico para el sector vitivinícola, al alcohol de uso de boca y los subproductos, con el objetivo de mejorar el funcionamiento del sector y garantizar la relación (trazabilidad) entre el producto final -bien sea vino, mosto o alcohol- y la materia prima. Es un paso muy importante, que se enmarca en la planificación sectorial, a la que damos tanta importancia desde la Consejería de Agricultura y que ya ha dado sus frutos: reducción del rendimiento máximo por parcela, pago de la uva en función de la demanda del mercado, nueva ayuda para reestructuración de viñedo -de la que se excluye la variedad airén-; impulso a la creación de grupos cooperativos más grandes mediante acuerdos de fusión o integración comercial y la apuesta por la promoción de las nueve Denominaciones de Origen de la región. En esta apuesta, los dos pasos mas importantes han sido hasta la fecha: la creación de la Asociación de Denominaciones de Origen de Vino (ADOVIN) y el impulso a la Denominación de Origen Valdepeñas, la más antigua de la región, tras dos años de intenso trabajo, en los que el sector y la Administración hemos ido también juntos.

Todas estas decisiones y actuaciones van a ayudar, sin duda, a que la vendimia sea tranquila y a consolidar o garantizar la rentabilidad de las 85.000 explotaciones vitícolas de Castilla-La Mancha. Lo que se traduce en una apuesta contundente por la calidad y la variedad de nuestros vinos, en la importancia que ya concedemos a la promoción y comercialización de nuestros productos y en el aumento del tamaño de las empresas cooperativas en la cadena vitivinícola. También, en la asunción, sin matices, de que quién tiene que orientar las decisiones del resto de eslabones de la cadena, es el consumidor, optando por unas variedades y no otras; o por unos métodos de elaboración y no otros, por ejemplo, en función de lo que defina el mercado.

El sector es hoy más competitivo y profesional que hace unos años y es consciente de la necesidad de una planificación sectorial, que garantice la sostenibilidad a medio y largo plazo y la rentabilidad para todos: viticultores, bodegas y cooperativas, destiladores y mosteros. Todos ellos son necesarios. Por eso, las decisiones ya tomadas en materia de planificación en esta campaña, se incluirán en un ambicioso Plan Estratégico del Sector Vitivinícola en Castilla-La Mancha, que verá la luz en 2018, con el objetivo último de aumentar la facturación del sector a 2.500 millones de euros.

Debemos aprovechar la buena interlocución entre el sector y la Administración y la coincidencia de objetivos para que esto sea posible. Ya lo estamos haciendo.

Por lo pronto, la vendimia, que está ya a punto de generalizarse en Castilla-La Mancha, debe servir para reforzar nuestra apuesta por la calidad y por las denominaciones de origen, que son nuestra punta de lanza de un sector, del que cada vez estamos más orgullosos.

Para finalizar, deseo a todos los viticultores y trabajadores del campo, una buena vendimia. Y que, como siempre ha ocurrido en gran parte de nuestros pueblos, la entrada de la uva en las bodegas, suponga, además de la generación de riqueza imprescindible, asociada a la industria agroalimentaria, el refuerzo de nuestro compromiso colectivo por lo que es consustancial a nuestra identidad, nuestra cultura y nuestro futuro, el vino.

Francisco Martínez Arroyo, consejero de Agricultura de Castilla La Mancha


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