“Un compendio de técnicas agrarias que excluye el uso, en la agricultura y ganadería, de productos químicos de síntesis como fertilizantes, plaguicidas, antibióticos, etc., con el objetivo de preservar el medio ambiente, mantener o aumentar la fertilidad del suelo y proporcionar alimentos con todas sus propiedades naturales”, así se define la agricultura ecológica que, en Castilla y León, sigue creciendo poco a poco. El año pasado, sumó casi 6.000 nuevas hectáreas hasta llegar a las 42.659, frente a las 36.849 de 2016, según el presidente del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, Juan Senovilla. Esa superficie se destina, principalmente a cereales y leguminosas y a pastos, praderas y forrajes. Hay más de 700 operadores y unas 150 empresas de transformación. El sector que más operadores agrupa es el de bodegas y embotelladoras de vino con casi un tercio del total. “No es una evolución para tirar cohetes, es una posición digna, pero hay mucho trabajo que hacer”, porque Castilla y León está a años luz de la principal comunidad autónoma de productos ecológicos, Andalucía, que llega al millón de hectáreas y que permite situar a España como primer productor de la UE en superficie total, destinada sobre todo a la exportación.
Senovilla destaca el motor de crecimiento que está suponiendo el sector vitivinícola y espera que pronto comience a hacerlo el ovino y el caprino que, considera, tienen un “gran potencial” en Castilla y León y podrían “dar un respiro al declive que tiene el sector”.
El aumento de hectáreas se divide entre todos los sectores por igual e incluye algunos novedosos como la helicicultura, producción de caracoles, o la cunicultura, cría de conejos, aunque “el principal sector sigue siendo el de herbáceos de secano, el cereal, pero hay buena representación en todos”.
[[{«fid»:»40482″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:622,»width»:823,»style»:»width: 450px; height: 340px; border-width: 6px; border-style: solid; margin: 6px; float: left;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]La mayoría de los nuevos proyectos, además, están siendo de gente joven y un número muy importante de mujeres, tanto agricultoras y como transformadoras, “son las que primero fueron sensibles y demandaron los productos ecológicos”.
El papel de la consejería de Agricultura
Para el presidente del Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León, la consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León “tiene que hacer una apuesta decidida, sin ambajes, informando abundantemente al sector para quitar prejuicios y tabúes y que vea que la administración no le es extraña”. Hace falta, resume, información, formación y divulgación, también por parte de las escuelas de capacitación agraria. Impulso al sector, pero también a los consumidores, “que son los que tiran del carro, porque de acuerdo a la demanda se crean expectativas”. Además reclama que las grandes superficies apuesten por productos de Castilla y León y no importados de otras comunidades y otros países.
Hace un año, la Junta de Castilla y León aprobó el Plan Estratégico de Agricultura Ecológica, que espera para estos días la puesta en marcha de tres medidas importantes, explica Senovilla: el desarrollo de mercados locales de producción ecológica “para que los ayuntamientos no tengan reparos en hacer mercados de calle como forma de desarrollo y aproximar a los agricultores a la población y vencer reparos”, en segundo lugar, ayudas a la certificación para operadores nuevos y, por último, un plan de formación.
Lo que espera el sector de la futura PAC
De la futura PAC, a partir de 2021, el sector ecológico espera, como todo el sector primario, un
“Reparto justo de las ayudas, que estén bien orientadas y que vayan realmente a los que sostienen el sector agrario” y, en particular, confían en que las autoridades europeas, con el nuevo reglamento que entrará en vigor el 1 de enero de 2021, “unifiquen criterios para que no haya diferentes interpretaciones de un mismo reglamento”, por ejemplo en el tiempo necesario para hacer la reconversión, “qué medidas hay que tomar y a quién corresponde soportarlas para que los productos salgan limpios, sin contaminar”.
De 10 agricultores en Castilla y León a más de 700
Juan Senovilla lleva más de 40 años como agricultor ecológico, cuando comenzó su trabajo como agricultor lo hizo con el boom de la agricultura química, pero pronto lo abandonó para “contrarrestar los desmanes de la agricultura de síntesis en el medio ambiente y en la salud de las personas”. Desde entonces, “ha sido un largo camino”, apenas eran una decena de agricultores ecológicos en Castilla y León antes de la regulación de 1991. En aquellos años, había antecedentes europeos y anglosajones que hablaban de agricultura biológica y orgánica y España adoptó el termino ecológico y esos son las tres denominaciones que están protegidas a nivel europeo, son equivalentes
