Recientemente la planta de bioetanol situada en la localidad salmantina de Babilafuente ha visto como los distintos integrantes de Grupo Operativo Maíz Sostenible han expuesto las conclusiones alcanzadas en estos dos años de análisis y estudio.
Antonio López – Perales Mora, director de Sostenibilidad de Vertex Bioenergy, asegura que el GO nace de la necesidad, en virtud de la normativa comunitaria, de medir las emisiones de CO2 que se producen en el conjunto del ciclo de vida completa del etanol. “Desde el campo hasta que se produce el consumo final, la legislación comunitaria nos obliga a reducir en un 50% esas emisiones y si bien teníamos los datos de la parte final del proceso nos faltaban los de campo y para eso se activó este Grupo Operativo que ha demostrado que con un pequeño cambio en las prácticas agrícolas, más el esfuerzo que haga la industria ese porcentaje puede alcanzar hasta el 80%”, concluye. 
En estos dos años de trabajo, se ha desarrollado una calculadora, sobre la base de una herramienta con la que ya trabajaba Vertex, que permite, con los datos introducidos, obtener una cifra de las emisiones que se vierten a la atmósfera en cada proceso. “Con la aplicación en campo de las medidas y técnicas que proponemos se pueden disminuir allí las toneladas de CO2 emitidas a las atmósfera en cerca de una 40%. Y ahora lo podemos mostrar de forma técnica con la citada calculadora que tenemos ya certificada”, aseveraba a AgroNews el responsable de sostenibilidad de la citada empresa que cuenta con factorías en Francia y tres en España en Cartagena, Teixeira – Curtis en La Coruña y en la ya referida de Babilafuente en Salamanca.
“Es evidente que las emisiones del maíz estaban mal calculados, y lo mismo sucede con los ataques que sufre este cultivo al destinarse esta producción agraria a la producción de biocarburantes pues se olvidan que nosotros sólo empleamos el almidón para la fabricación de etanol, mientras que el resto se dedica a la alimentación animal a través de la DDGS (Granos Destilados Deshidratados con Solubles) que es un fuente clave de proteínas para el ganado y que emplean los principales fabricantes de piensos” afirma López Perales.
El trabajo en campo
Evidentemente una parte muy importante del trabajo que se ha realizado ha sido en las siete parcelas, repartidas por buena parte de la geográficas española: Cabreros del Río en León, Coreses en Zamora, Babilafuente, Navarra, Aragón, Córdoba o Cáceres. Así nos los describe Manuel Pérez – Ruiz, profesor de la Universidad de Sevilla, en “esas zonas hemos ido aplicando las técnicas que consideramos más interesantes para tratar de reducir esas emisiones que conviene destacar que se concentran en los fertilizantes con un 70 – 80%, entre un 15 y el 10% en la energía que mueve la maquinaria o el riego mientras que tanto los fitosanitarios como las semillas apenas suponen entre el 2 y el 0,5% global”.
“Tenemos que dar un paso adelante, aseguraba este profesor universitario en su exposición, y concienciar al agricultor de que la rentabilidad de los cultivos no va a venir sólo marcada por los rendimientos por hectárea sino que van a entrar en otros temas como en lograr esa certificación de sostenibilidad del maíz que le de un valor añadido mayor por el que se pague más”, concluye.
Aspectos como la siembra o el abonado variable, mapas de prescripción de abonado van a ser claves en este tema, subrayando aquí, Pérez Ruiz como los fertilizantes de dosificación lenta han mejorado los datos de emisiones con reducciones que incluso pueden llegar al 15%
PROTOCOLO
Entre los desarrollos conseguidos por este proyecto, destaca la implantación de un Protocolo de Técnicas de Agricultura de Precisión (PTAP).
En concreto, este protocolo para la implementación de la agricultura de precisión es público y gratuito, y se puede descargar directamente desde la página web del grupo operativo. Se trata de un documento que recoge un conjunto de procedimientos estandarizados y técnicas que posibilitan desarrollar el cultivo del maíz de una forma más eficiente desde el punto de vista de la sostenibilidad y sin reducir el rendimiento de las cosechas. En este sentido, cabe destacar que este PTAP ha sido uno de los resultados más esperados del proyecto. En este documento se propone la adopción de medidas innovadoras para aumentar de forma sostenible la competitividad del sector, facilitar la adaptación mejorando su resiliencia ante el previsible impacto del cambio climático y, por último, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Este protocolo se ha desarrollado siguiendo el camino marcado por el Pacto Verde Europeo, que señala la necesaria reducción de un 50% de las emisiones en 2030, y la urgencia de ser climáticamente neutrales en 2050.
