El Día de la Alimentación es en uno de los más celebrados del calendario de la ONU, con eventos en más de 150 países de todo el mundo. Cada 16 de octubre la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) celebra en todo el mundo una jornada de concienciación con el fin de sensibilizar sobre el problema alimentario mundial, la lucha contra el hambre, la seguridad alimentaria y las dietas nutritivas para todos.
La Asociación Nacional de Obtentores Vegetales, ANOVE, se une un año más a la celebración de este día para hacer un llamamiento mundial por la transformación de los sistemas alimentarios. Producir cada vez más alimentos para abastecer a una población mundial en constante crecimiento es uno de los grandes retos a los que se enfrenta la agricultura hoy en día. “Para alcanzar este desafío, la mejora vegetal desempeña un papel fundamental”, afirma Antonio Villarroel, director general de ANOVE, quien explica que desde que se empezó a desarrollar la agricultura, el ser humano ha intentado mejorar las plantas y obtener nuevas variedades con mejores propiedades más productivas.
Hasta el siglo XX se intentaba de manera individual, sin conocimientos científicos y a través de ensayo-error, por lo que se necesitaba mucho tiempo. “Hoy de esa tarea se ocupa con más rapidez, más garantías y mejores resultados la investigación genética. Esta resulta indispensable para hacer frente a las necesidades de alimentación de un creciente número de habitantes y para poder adaptarse a las nuevas condiciones climáticas que está provocando el calentamiento global”.
Lograr un mayor suministro de alimentos a través de cosechas y producciones más abundantes se encuentra entre uno de los numerosos hitos de la mejora vegetal. Esto, de acuerdo con Villarroel, ha sido posible gracias a una importante inversión en I+D: “Las técnicas aplicadas a cada semilla y los avanzados métodos biotecnológicos han contribuido a alcanzar resultados más rápidos y desarrollar mejoras en las plantas para aumentar la productividad”. Según demuestra el Informe Noleppa, elaborado por HFFA Research, el 67% del crecimiento de la productividad agraria europea se debe a las mejoras que aporta la obtención de plantas y semillas.
El Informe, al evaluar el valor de la mejora vegetal, subraya que “la obtención de plantas y la mejora de las variedades es una medida efectiva e indispensable para adaptar la agricultura a los nuevos desafíos del futuro y para contribuir decisivamente a lograr un mayor suministro de alimentos en el mundo”. Este estudio estima que, sin las aportaciones de la mejora vegetal, los rendimientos agrícolas en la UE hubieran sido un 20% inferiores y los agricultores hubieran tenido un tercio menos de ingresos.
Por tanto, -señala Villarroel– “la obtención de nuevas variedades mediante técnicas de edición genética es una actividad altamente especializada que transfiere tecnología del laboratorio al campo, constituyendo el eje central de la cadena alimentaria e impulsando el desarrollo agrícola”. Concluye señalando que “gracias a la labor de investigación es posible mejorar las variedades vegetales actuales y desarrollar otras nuevas, aumentar la productividad y hacer posible una agricultura sostenible como a la que aspiramos en la UE”.
Por tanto, la mejora vegetal en la UE ha contribuido a lograr un mayor suministro de alimentos en el mundo, indispensable para poder alimentar a una población en constante crecimiento. Además, el informe señala que, sin las aportaciones de la mejora vegetal durante las últimas dos décadas, la UE sería hoy un gran importador de todos los cultivos herbáceos, incluyendo trigo y otros cereales. Esto no ha ocurrido; al contrario, Europa ha podido producir 53 millones de toneladas más de cereales y se han generado alimentos adicionales para 168 millones de personas; son tantos como para poder alimentar a las poblaciones de Francia, Alemania y Países Bajos.
Esa es la población que, según la FAO, habitará en la tierra en 2050, por lo que, para poder alimentarla, será necesario aumentar sustancialmente la producción agrícola. La mejora vegetal es uno de los principales motores para garantizar que haya suficientes alimentos disponibles. De acuerdo con Elena Sáenz, Directora de ANOVE, “la mejora vegetal permite aumentar los rendimientos, mejorar la vida útil de los vegetales, reduciendo así desperdicio de alimentos, y fortalecer la resistencia a las enfermedades de las plantas, los insectos y el estrés climático, evitando que se pierdan cultivos”. A modo de ejemplo, gracias a la mejora vegetal, en los últimos veinte años la cosecha de trigo ha aumentado en la UE en más de 22 millones de toneladas, lo que supone la impresionante cantidad de 32.000 millones de barras de pan.
“Las nuevas demandas y expectativas del Pacto Verde de la UE y concretamente las estrategias Del campo a la mesa y Biodiversidad 2030, están requiriendo ya que los agricultores puedan disponer de variedades más rentables y producir de forma más sostenible”. Sáenz recuerda que distintos especialistas han señalado ya que, si estas estrategias de la UE se llegan a aplicar por completo antes de 2030, la producción agrícola va a disminuir considerablemente, con unas pérdidas de producción, dependiendo de los cultivos, de entre el 23% y el 50%.
El Departamento de Agricultura de EE.UU., por ejemplo, estima que con estas estrategias los precios se incrementarán un 17%, los ingresos brutos de los agricultores disminuirán un 16% y el coste de la cesta de la compra per cápita se encarecerá 125€ por cabeza, lo que supondría para una familia un gasto añadido de 500€ al año . En este sentido, afirma el informe Noleppa que “es imprescindible poder emplear todas las tecnologías disponibles, especialmente aquellas que, como la edición genética, consiguen ofrecer mejoras de cultivos de manera más dirigida y en un menos tiempo. Por eso, el marco normativo y regulatorio general tiene que fomentar y no impedir en la UE las inversiones necesarias para la futura obtención de plantas y semillas”.
No solo los hábitos alimentarios y las preferencias de los consumidores evolucionan con el tiempo; la necesidad de promover y desarrollar alimentos de calidad y dietas y estilos de vida saludables es también de gran importancia social para poder luchar contra la obesidad, las alergias, las enfermedades coronarias, la diabetes y otras enfermedades crónicas.
Saénz hace hincapié en que “la investigación y el desarrollo en el ámbito de la mejora vegetal proporciona variedades vegetales capaces de satisfacer mejor las demandas de los consumidores y de abordar algunos de los principales retos de sus dietas, con productos sanos y nutritivos, que están disponibles todo el año y tienen una vida útil más larga”.
Los mejoradores vegetales han logrado plantas con mayor contenido nutricional y con un aumento de los antioxidantes, como el brócoli; otras con menos toxinas y alérgenos como el trigo sin gluten; una amplia selección de alimentos alternativos, saludables y sabrosos como la coliflor, la col rizada, la col, las coles de Bruselas, el brócoli, etc.; o frutas y verduras más manejables para picar, como sandías sin semillas, pepinos pequeños o tomates de uva.