La campaña oficial para el control de la langosta mediterránea (Dociostaurus maroccanus) que realiza anualmente la Consejería de Medio Ambiente y Rural, Políticas Agrarias y Territorio ha finalizado con la menor superficie tratada de la última década. La superficie que ha necesitado de tratamiento fitosanitario apenas ha superado las 1.600 hectáreas, menos de la mitad de lo tratado en el año anterior. En las últimas campañas, aunque la presencia de plaga se mantiene estable en torno a las 55.000 hectáreas, la superficie tratada se ha ido reduciendo, al haberse centrado las aplicaciones sobre los avivamientos de los rodales de puesta, donde una mayor concentración de individuos favorece la eficacia de los medios de control. La campaña de control, que además de los tratamientos fitosanitarios incluye trabajos de prospección y vigilancia, se lleva a cabo en las comarcas esteparias de la Serena, los llanos de Cáceres y Trujillo, Brozas y algunos municipios del centro y el sur de la provincia de Badajoz, en total unas 400.000 hectáreas.
La langosta mediterránea, además de ser una importante plaga polífaga, es también la base de la alimentación de numerosas aves protegidas, por lo que es fundamental trabajar con umbrales de tratamiento muy ajustados y valorar la capacidad de autorregulación de los ecosistemas. El objetivo de esta campaña, además de minorar los daños en los pastizales de las comarcas en donde la langosta es endémica, es evitar que se produzcan grandes concentraciones de individuos en fase gregaria que pudieran adoptar comportamientos migratorios y ocasionar graves daños más allá de sus lugares de avivamiento. El buen trabajo desarrollado por los servicios técnicos en los últimos años está permitiendo no solamente el control de la plaga y minimización de daños, sino reducir al máximo los tratamientos fitosanitarios con el consiguiente beneficio medioambiental.
