«La fertilización en girasol» AGROPAL

El girasol ya forma parte de las explotaciones castellanoleonesas, el agricultor le ha incluido en las rotaciones y se ha dado cuenta de los beneficios que aporta, de los que dos de los más importantes son:

• Ayuda a luchar contra las malas hierbas difíciles, cada vez más frecuentes en los cereales, como el bromo, al sembrarse en primavera permite acabar con esta y otras malas hierbas, bien realizando un tratamiento con glifosato tras la emergencia de la mala hierba o bien con labores de cultivo.

• Reduce la compactación de los suelos provocada por los mínimos laboreos y las siembras directas. Gracias a su raíz pivotante, penetra en el terreno (pudiendo alcanzar profundidades de hasta 2 metros) y rompe esas posibles suelas de labor que se llegarían a formar con el paso de los años. Mejora la estructura de nuestro suelo y aumenta su porosidad.

Pero el girasol también puede ser perjudicial para nuestra explotación, si cuando se siembra no se le abona. Recordad la ley de restitución que dice que, al finalizar el ciclo del cultivo, el suelo debería conservarse en las mismas condiciones en las que se encontraba al iniciarse, respecto a su contenido de nutrientes.

Hasta hace pocos años el no abonar el girasol era normal, y se compensaba con un abonado generoso en el siguiente cultivo, o en el precedente al girasol. Pero esto ya no lo hace casi nadie, y el girasol tiene unas necesidades nutricionales altas por cada tonelada de producción, con lo que se puede provocar una disminución de la fertilidad del suelo.

Las necesidades nutricionales teóricas por tonelada de producción serían las señaladas en la tabla siguiente. El girasol es más exigente en Nitrógeno que el trigo y la cebada, pero un abonado excesivo de este elemento nos provocaría retraso en la maduración y una disminución del contenido graso de nuestro girasol.

Durante los primeros estadios del cultivo hasta la aparición del botón floral es cuando más importante es la disponibilidad de Nitrógeno y su carencia provoca una fuerte disminución de la cosecha.

También el 60% del fósforo es absorbido por el girasol en los primeros 70 días de cultivo.

Como nutrientes importantes en el girasol destacamos también el azufre, imprescindible para la formación de la coenzima A necesaria para la creación de triterpenos, ergosterol, etc.

Y el boro que se ha demostrado básico en una buena producción de girasol. Es un elemento poco móvil en el suelo, con lo que conviene aportarlo en el abonado de fondo o en forma líquida cuando la planta tenga 5 pares de hojas.