La FAO alerta sobre la carga que cada vez mayor que soportan los países pobres: importar alimentos

Agronews Castilla y León

12 de julio de 2018

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Las importaciones de alimentos suponen una carga cada vez mayor para los países más pobres del mundo, según advierte un nuevo informe de la FAO.

La factura mundial de las importaciones de alimentos se ha prácticamente triplicado, hasta alcanzar los 1,43 billones de dólares EEUU en 2017, y se ha multiplicado por cinco en los países más vulnerables a la escasez de alimentos. Evolución que refleja una tendencia que “ha ido deteriorándose con el paso del tiempo, presagiando un desafío creciente, en especial para los países más pobres, para cubrir sus necesidades básicas de alimentos de los mercados internacionales”, según Adam Prakash, economista de la FAO y autor del estudio incluido en el informe Perspectivas alimentarias publicado hoy.

Se prevé que el coste mundial de la importación de alimentos aumente en torno a un 3 por ciento hasta alcanzar los 1,47 billones de dólares EEUU este año. El incremento anual refleja en gran medida el aumento del comercio internacional de pescado -alimento de valor elevado que importan sobre todo los países desarrollados-, y de cereales, un alimento básico que supone un producto de importación esencial para muchos países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA).

Este año, la FAO analizó la tendencia a más largo plazo y descubrió que los países pueden estar “pagando más a cambio de menos alimentos“, a pesar de que la producción mundial y las condiciones comerciales han sido bastante favorables en los últimos años.

El análisis se centra tanto en la tendencia como en la composición -proteínas animales, frutas y hortalizas, cereales, bebidas, semillas oleaginosas y café, té y especias- del coste de la importación de alimentos a lo largo del tiempo. Las importaciones mundiales de alimentos han aumentado a un ritmo medio anual de un 8 por ciento desde 2000, pero esta tasa de crecimiento ha sido de dos dígitos para la gran mayoría de países más pobres. En “marcado contraste” y frente a otros productos alimentarios de mayor valor, la contribución de los cereales al coste de las importaciones no ha disminuido en los países más pobres, y ha caído marcadamente en los países más ricos.

El coste de las importaciones de alimentos supone actualmente un 28 por ciento de todos los ingresos de exportación de mercancías del grupo de los países menos adelantados (PMA), casi el doble que en 2005. Los países desarrollados no solo tienen un PIB per cápita mayor, sino que suelen dedicar solamente un 10% por ciento de sus ingresos de exportación a la importación de alimentos.

Las frutas exóticas: de producto especializado a un mayor consumo

Perspectivas alimentarias -que se publica semestralmente-, dedica también un capítulo especial al creciente comercio de frutas tropicales menos conocidas, como la guayaba y los lichis, basándose en un informe previo centrado en sus competidores más destacados, como el mango y la papaya.

El valor de la producción mundial de estas frutas tropicales menores -86% de las cuales se producen en Asia- ascendió el año pasado a unos 20 000 millones de dólares EEUU, según el análisis y las evaluaciones detalladas de Sabine Altendorf sobre estos productos nicho.

Si bien estas frutas menores se consumen principalmente a nivel local, y contribuyen a menudo de forma significativa a los ingresos y necesidades de micronutrientes de los pequeños agricultores, el creciente reconocimiento de su contribución a una dieta saludable les está dotando de mayor prestigio a nivel internacional, especialmente en un contexto de urbanización creciente y mayor sensibilización sobre las cuestiones relacionadas con la salud.

La guayaba es la fruta más importante de esta categoría, junto a la jaca, el longán, el lichi, el durión de las Indias Orientales, el rambután y la granadilla, principalmente cultivada en Brasil, y el mangostán. Actualmente solo un 10% de la producción es objeto de comercio transfronterizo, principalmente en Asia -siendo Tailandia un exportador destacado- pero la solidez de los precios al por mayor en los mercados de los países desarrollados puede ofrecer grandes posibilidades comerciales para los exportadores en los países de bajos ingresos. Para aprovechar esta oportunidad será necesario innovar en la gestión del carácter perecedero, la garantía de suministro, la volatilidad de los precios y el cumplimiento de los requisitos de certificación fitosanitaria.

Panorama general

Las Perspectivas alimentarias analizan fundamentalmente las tendencias del mercado para los principales productos agroalimentarios a nivel mundial, incluyendo los cereales, pescado, carne, productos lácteos, azúcar y aceites vegetales.

Si bien los mercados alimentarios se han mantenido relativamente estables gracias a unas condiciones de suministro en general adecuadas en la mayoría de las categorías, continúan siendo vulnerables tras las recientes disputas comerciales y la posibilidad de que se produzcan perturbaciones meteorológicas y de otra naturaleza.

El informe incluye evaluaciones detalladas de los principales grupos alimentarios. Se consideran de especial interés las complejas tendencias en el sector de los cultivos oleaginosos, donde los precios internacionales de las semillas y las harinas oleaginosas están aumentando pese al descenso del precio de los aceites vegetales. Las cambiantes relaciones comerciales entre los Estados Unidos de América y China -el mayor productor y comprador de soja del mundo, respectivamente- han generado gran incertidumbre en el mercado, tal y como demuestra el reciente desplome de los precios mundiales de la soja y la harina de soja.

En el sector de los cereales, se prevé que el comercio continúe siendo sólido en 2018/19, debido a una demanda de importación abundante y sostenida para casi todos los cereales principales. Otros aspectos destacados incluyen las expectativas de precios “elevados” e incluso récord para los alimentos marinos en la segunda mitad de 2018 en un contexto de oferta limitada; un incremento del comercio de productos lácteos –en especial de las leches en polvo-; y un fuerte aumento de la producción de carne, en un contexto de ralentización del crecimiento de los volúmenes comerciales.

Por otra parte, se espera que la producción mundial de azúcar aumente este año un 11,1 por ciento, alcanzando un volumen récord de 187,6 millones de toneladas y sobrepasando ampliamente el consumo mundial. Pese a contar con el mayor excedente registrado hasta la fecha, los precios internacionales del azúcar alcanzarán probablemente un valor mínimo, debido al repunte de los precios mundiales del petróleo, lo que conlleva un aumento del uso de azúcar para producir etanol.



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