La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo ha dado luz verde a la nueva normativa comunitaria que daá libertad a los Estados Miembros a la hora de permitir o no si dejan sembrar cultivos transgénicos, aunque hayan sido aprobados por la Unión Europea.
Entre los motivos para esas prohibiciones, señalan los palamentarios, estarían los objetivos de la política ambiental, la ordenación del territorio, el uso del suelo, la política agrícola, la política pública, o los posibles impactos socio-económicos.Otras causas posibles deben incluir la prevención de la contaminación de esos transgénicos a otros productos, la incertidumbre científica persistente, el desarrollo de resistencia a los plaguicidas entre las malas hierbas y las plagas, o la falta de datos sobre los potenciales impactos negativos de una variedad.
Los Estados miembros también deben asegurarse de que los cultivos transgénicos no contaminen otros productos, y en particular se debe prestar atención a la prevención de la contaminación transfronteriza, por ejemplo mediante la aplicación de «zonas de amortiguación» con los países vecinos.