La ciudadanía europea reclama una moratoria internacional a la tecnología de impulsores genéticos

Agronews Castilla y León

23 de octubre de 2022

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Ecologistas en Acción y Madrid Agroecológico, miembros de la campaña europea Stop Gene Drive, han entregado más de 300.000 firmas de la ciudadanía europea dirigidas a la ministra para Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. Demandan un posicionamiento claro del Gobierno a favor de una moratoria internacional a la liberación de organismos modificados con impulsores genéticos (OIG) en la 15ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (CDB), prevista en diciembre 2022, ya que la utilización de impulsores genéticos figura en su orden del día.

Para acompañar la entrega de firmas, las activistas han realizado una acción reivindicativa a las puertas del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Con una pancarta que demandaba la moratoria internacional a los impulsores genéticos, han visibilizado el peligro que implica está nueva ingeniería genética.

Los denominados impulsores genéticos son una nueva técnica que permite burlar las normas de la herencia biológica y forzar la transmisión de un rasgo genético —incluso si este es letal para la especie— a toda la descendencia. Hasta ahora, los experimentos con impulsores genéticos se han llevado a cabo en condiciones de confinamiento (en el laboratorio o en contenedores cerrados) pero está previsto liberar OIG en la naturaleza en un futuro próximo.

El objetivo de los impulsores genéticos sería eliminar poblaciones de insectos que actúan como vectores de enfermedades, especies invasoras o las denominadas malas hierbas y plagas de la agricultura industrial. Pero aunque estas aplicaciones suenan muy prometedoras, también entrañan enormes riesgos, tal y como advierte la ciencia. Una vez liberados a la naturaleza, los organismos con impulsores genéticos no pueden ser recuperados, ni puede controlarse su evolución y dispersión.

La modificación y la eliminación deliberada de especies supone una amenaza para la estabilidad de los ecosistemas, para la agricultura sostenible y para la salud humana, con consecuencias difícilmente previsibles con los conocimientos actuales. La desaparición de una especie puede, por ejemplo, favorecer la expansión de especies potencialmente más dañinas; o puede conducir a un cambio del vector que transmite una enfermedad, haciendo que esta se propague más ampliamente. Por otra parte, muchas especies silvestres, incluso las consideradas dañinas, realizan valiosos servicios ecosistémicos, como la polinización de los cultivos.

Theo Oberhuber, portavoz de Ecologistas en Acción, ha advertido: «Una reacción mutagénica en cadena desencadenada por organismos con impulsores genéticos podría desestabilizar ecosistemas enteros y, en casos extremos, provocar su colapso. La liberación de impulsores genéticos —aunque sea ‘solo’ con fines experimentales— puede tener consecuencias imprevisibles e irreversibles para los polinizadores y las redes tróficas, ya debilitadas por el cambio climático y la elevada tasa de mortalidad de los insectos.»

Por su parte, Marian Simón, portavoz de Madrid Agroecológico, ha añadido: «Los organismos con impulsores genéticos no respetan las fronteras y pueden extenderse por todo el mundo. Hasta ahora, la comunidad internacional no tiene ni conocimientos suficientes, ni acuerdos internacionales vinculantes que permitan regular una intervención tan fundamental e irreversible en la naturaleza. Necesitamos urgentemente una moratoria mundial a los impulsores genéticos«.

Francisco Segura, portavoz de Ecologistas en Acción, ha concluido: «En vez de jugar a la ruleta rusa con la evolución, modificando genéticamente las especies silvestres, deberíamos detener urgentemente la extinción de las especies, reforzar la resiliencia de nuestros ecosistemas y parar su destrucción en muchas regiones de la Tierra».



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