La subida de precios del cereal experimentada en las últimas semanas se ha explicado desde diferentes ámbitos a partir de la menor producción en la Unión Europea y el conjunto del mundo. Pero este análisis no ha evitado el cruce de acusaciones entre organizaciones agrarias, por un lado, y elaboradores de piensos e industria del pan por el otro.
La complejidad del momento, pendientes de cómo se desarrolle la cosecha en EEUU y de las políticas comerciales y arancelarias de los diferentes países, hace que tenga “más sentido que nunca” participar en la tercera edición de la Bolsa Internacional de Cereales del Duero (BICD), que se celebra el jueves 20 de septiembre en el hotel AC Palacio de Santa Ana, en Arroyo de la Encomienda (Valladolid).
Se trata de una jornada técnica y de debate, en la que se fomentarán las relaciones comerciales y de negocio entre brokers, operadores, empresas y profesionales dedicados al comercio internacional de cereales y oleaginosas.
Para el secretario general de ACCOE, José Manuel Álvarez, se trata de “una buena ocasión” para tomar el pulso a la oferta y la demanda, conocer el origen de la actual subida de precios y escudriñar el futuro, que en el caso del cereal “siempre es incierto”.
ACCOE es la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España, y organiza este encuentro profesional junto a la Asociación Española de Almacenistas Portuarios de Granos, Cereales y sus derivados (Unistock de España).
Para las dos entidades la prioridad es contar con un encuentro “exclusivo para los profesionales del comercio de materias primas”, además de una jornada que es “referencia imprescindible para la actividad mercantil del cereal de nuestro país”.
También será, como se ha demostrado en las ocasiones, anteriores, “un espacio inmejorable para estrechar vínculos comerciales y facilitar el establecimiento de nuevos contactos”.
En relación con la escalada en los precios del cereal, José Manuel Álvarez considera “lógico” que suban cuando existe una menor oferta, “pero lo que resulta “un disparate es animar a los agricultores a retener el grano, puesto que el día que decidan vender a un mismo tiempo lo que lograrán será hundir el mercado”.
De este modo, aunque es “comprensible” la actitud de esperar a vender cuando suba el precio, la realidad es que el mercado de cereales “resulta imprevisible”. De hecho, pese a la menor cosecha a nivel mundial sigue habiendo abastecimiento, “y si el agricultor español no vende, ese grano vendrá de otro sitio”.