La Asociación Burgalesa de Turismo Rural reclama a la Junta que promocione la nueva central de reservas

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La Asociación de Turismo Rural de Burgos (Turalbur) es consciente de que Josefa García Cirac está aterrizando en la Consejería de Cultura y Turismo. Es por ello que su presidente, Francisco Hernansanz, está dispuesto a concederle los 100 días de gracia, pero le va avisando de que “tiene que ponerse las pilar”. Son muchos los temas que la Junta de Castilla y León tiene pendientes para con el sector, asuntos que ya deberían de haberse abordado, que están retrasados o a los que el Gobierno Regional simplemente no ha prestado la atención debida.

Este sería el caso de la nueva central de reservas de Castilla y León, “una herramienta potente si se promociona”, asegura Hernansanz. Y es que, a diferencia de la anterior, esta central de reservas incluye actividades y experiencias para el visitante. Es decir, el turista puede contratar un servicio de hostelería acorde a sus necesidades y, al mismo tiempo, las actividades de turismo activo, visitas guiadas, degustaciones gastronómicas, rutas naturales o culturales que le interesen. En un sólo clic, el usuario de la central de reservas crea un “paquete a su medida”.

Estrellas verdes

Sin embargo, la Junta no está promocionando esta herramienta de manera adecuada, a juicio de Turalbur. Y lo mismo ocurre con las famosas estrellas verdes, la nueva marca de calidad impuesta por la Consejería, que no acaba de agradar a los profesionales del sector. Se dijo que se iba a hacer una campaña de promoción, para dar a conocer el significado de las estrellas verdes, pero se ha tenido que paralizar porque hubo un problema de diseño, reconoce Hernansanz. Además, el colectivo sigue demandando un cambio en la forma de valorar los establecimientos de turismo rural, para que de verdad se tenga en cuenta la calidad del servicio.

El colectivo insiste en que debe mejorarse la categorización de las estrellas verdes

Se supone que las estrellas verdes cumplirían la misma misión que las estrellas de los hoteles: servir de referencia al cliente, en cuanto a calidad de un establecimiento y precio. Así también funcionan las espigas que la Asociación Española de Turismo Rural implementó hace años, como instrumento para valorar la calidad de los servicios. En estos momentos, en muchos establecimientos conviven ambos elementos, explica Hernansanz, dado que las estrellas son obligatorias y las espigas, voluntarias. Sin embargo, no siempre coinciden en categoría, porque las estrellas se fijan más en la cantidad que en la calidad, aseguran en Turalbur.

Esperanzas

Y mientras se plantean estas reivindicaciones, los propietarios de establecimientos de turismo rural afrontan el verano con esperanza. Las previsiones hablan de un grado de ocupación del 35 por ciento, similar al del pasado año, “quizás algo mejor”, explica Hernansanz. El perfil del cliente siguen siendo familias y grupos de amigos, con edades comprendidas entre los 25 y los 45 años. Optan por el turismo rural porque es una de las mejores alternativas para descansar, pero también porque ofrece una variedad de recursos naturales, patrimoniales y gastronómicos inigualable.

El presidente de Turalbur vuelve a insistir en que el turista continúa siendo, en el 90 por ciento de los casos, nacional, sobre todo de Madrid, País Vasco o Galicia. Si bien es cierto que el incremento de peregrinos que realizan el Camino de Santiago también beneficia a este sector, y en estos meses centrales del recorrido se nota un aumento de la presencia de visitante extranjero. Eso sí, la Asociación de Amigos del Camino de Santiago recordaba ayer, precisamente, que los peregrinos no son turistas, aunque lo sean en potencia, así que las estancias de turismo rural son simplemente de paso.

Patricia Carro – www.burgosconecta.es



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