«Interprofesionales agroalimentarias: Así NO» Jose Manuel de las Heras, Unión de Uniones

Agronews Castilla y León

4 de mayo de 2015

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Me veo en la necesidad de retomar este tema, del que ya he hablado en varias ocasiones, porque problema que no se arregla se acaba enquistando y perjudicando a todos a los que concierne. Antes que nada y creo [[{«fid»:»18145″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:4113,»width»:2742,»style»:»width: 200px; height: 300px; margin: 7px; float: right; border-width: 8px; border-style: solid;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]que en el titular lo dejamos claro, decir que la Unión de Uniones sí cree en el principio de colaboración interprofesional, que de hecho, vemos tiene muy buenos resultados en países como Francia, en donde el modelo se ha aplicado correctamente y funciona. Es decir, las Interprofesionales pueden ser beneficiosas, si se hacen bien, lo que desgraciadamente no ha ocurrido en España, ya que han acabado convirtiéndose, salvo pocas excepciones, en meros recaudadores de dinero a los productores, a través de las Extensiones de Norma (mecanismo por el cual, acuerdos de la Organización Interprofesional pueden hacerse obligatorios a todos los productores y operadores del sector o producto en cuestión, mediante orden del Ministerio de Agricultura), sin que agricultores y ganaderos perciban a cambio beneficios reseñables.

Como ejemplo de lo que no debe ser una Extensión de Norma, tenemos la de la Interprofesional Láctea. INLAC, recauda del sector (productores e industriales) unos 3 millones de euros entre las campañas 2012/2013 y 2014/2015, que según sus propias palabras van destinados a financiar los gastos generados en la gestión y el seguimiento del sistema de recaudación, cuya línea de actuación se basa principalmente en la implantación, mantenimiento y gestión de un eficaz Sistema de Contratos Lácteos Obligatorios, la optimización del conocimiento y de la transparencia informativa, la potenciación de la calidad y de la innovación tecnológica y la optimización de la gestión del Sistema de Extensión de Norma. Finalmente, observamos que nada de esto se cumple. La realidad es que el ganadero sigue viendo como bajan cada vez más los precios que le pagan por la leche y gran parte de la industria acaba multada por la Comisión Nacional de la Competencia por distorsionar el normal funcionamiento del mercado.

Lo cierto es, que en principio, sus objetivos prometen. Detallados en el artículo 3 de la Ley que las regula, hablan de mejorar la calidad de los productos; realizar investigación, promoción e información a los consumidores; desarrollo de acciones de mejora medioambiental; actuaciones para adaptar la oferta a la demanda y mejorar el conocimiento, la eficacia y la transparencia de los mercados, etc. Y en eso se quedan, en promesas incumplidas que las hacen inoperativas e inútiles.

La cuestión es que, en nuestro país, las Interprofesionales no cumplen ni siquiera los preceptos básicos de la definición de la Ley 38/1994, en la que se entiende por Organización Interprofesional Agroalimentaria, a la constituida por organizaciones representativas de la producción, de la transformación y en su caso de la comercialización y distribución agroalimentaria, de un sector o producto incluido dentro del sistema agroalimentario.

Pues bien, en la actualidad, no se dan las condiciones que garanticen que estas entidades, tal y como se constituyen, cuenten siempre, y en todos los casos, con la legitimidad para decidir en nombre de todo un sector. En este sentido, vemos que por parte de la producción, las decisiones las toman unos cuantos, que no tienen probada su representación real, ni en cantidad de la producción, ni en tanto por ciento de los productores, ni tampoco se han sometido a unas elecciones, libres y abiertas, que así lo certifiquen.

En realidad, el sistema por el que se rigen hoy en día las Interprofesionales recuerda a los sindicatos verticales de la dictadura franquista, en los que la industria hacía de recaudador y controlador de los fondos para el sostenimiento del sindicato y después cedía lo que consideraba a los representantes agrarios. Así, podemos decir que en este tema hemos avanzado muy poco desde los años 40 hasta nuestros días.

Desde la Unión de Uniones hemos solicitado en varias ocasiones, con nuestra mejor intención, participar en algunas de estas interprofesionales, con el propósito de aportar nuestro granito de arena y trabajar conjuntamente con el resto de intervinientes en su mejora; pero no han tomado en consideración nuestra oferta y han seguido actuando en muchos casos sin tener en cuenta al sector que dicen representar, o simplemente no haciendo nada de utilidad.

A estas alturas, no nos interesa entrar en estos organismos, que están completamente viciados en su funcionamiento, si este no se cambia, no estamos dispuestos a aceptar que sigan haciendo lo que hacen, sinceramente, así, preferimos no estar.

No obstante, emprenderemos todas las acciones que sean necesarias para que las interprofesionales agroalimentarias que digan representar al sector, lo hagan realmente y estén legitimadas para tomar decisiones en su nombre.

No dejaremos de alzar nuestra voz siempre que lo consideremos necesario y actuaremos contundentemente, como hemos venido haciendo, por ejemplo, recurriendo extensiones de norma que son meros instrumentos recaudatorios que no aportan gran cosa y perjudican la representatividad de las explotaciones agrícolas y ganaderas.

José Manuel de las Heras, Secretario General de la Unión de Uniones



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