
El I Encuentro Nacional de presidentes de asociaciones y clústeres regionales de la industria alimentaria, organizado en Valladolid por Vitartis, ha puesto de manifiesto la preocupación del sector ante el laberinto arancelario generado por Estados Unidos, al que se han sumado las políticas proteccionistas de China y de la propia Unión Europea. Las once asociaciones participantes, que representan al 62% de las empresas del sector y al 57% del empleo, alertaron de que la fragmentación interna de la UE debilita su capacidad de negociación internacional y reclamaron medidas urgentes para garantizar la competitividad de la industria.
Un sector atrapado entre Estados Unidos y China
Según expuso Santiago Miguel, presidente de Vitartis, la reunión celebrada este 29 de abril en Valladolid permitió compartir experiencias y analizar problemas comunes, siendo la presión arancelaria uno de los más graves. El dirigente advirtió que esta política “ha llegado para quedarse”, lo que obliga a diversificar mercados y abrir nuevas oportunidades comerciales.
La situación se agrava porque la fragmentación de la Unión Europea resta fuerza a su capacidad negociadora frente a las dos grandes potencias, Estados Unidos y China, que han reforzado en los últimos meses sus políticas proteccionistas.

El peso de la burocracia y la presión regulatoria
Otro de los puntos destacados del encuentro fue la excesiva presión regulatoria y burocrática que sufren las empresas del sector. Según los presidentes, las normativas emanadas tanto de Bruselas como de las administraciones nacionales y autonómicas ralentizan trámites, aumentan costes y merman la capacidad competitiva.
Los datos ofrecidos son elocuentes: en 2024 se publicaron en España una media de 3,4 normas regulatorias diarias, de las cuales un tercio provenían de la UE. Las asociaciones coincidieron en señalar que este entramado legislativo “supone un lastre estructural” y reclamaron simplificación y estabilidad normativa.
Talento y reputación del sector
La dificultad para atraer talento joven y cualificado fue otro de los temas centrales del debate. Pese a ser la primera actividad del sector industrial español, la industria alimentaria arrastra lo que los dirigentes definieron como un “falso problema reputacional”, que empuja a los profesionales hacia otros sectores.
“Se trata de un problema importante, que limita el crecimiento y la competitividad de las empresas, sobre todo en el medio rural”, explicó Santiago Miguel. Actualmente, casi el 70% de los 552.000 empleos directos del sector están ubicados en entornos rurales, lo que convierte a la industria alimentaria en un pilar fundamental para el desarrollo territorial.
El problema estructural del tamaño empresarial
La reducida dimensión de la mayoría de las empresas es otro de los obstáculos señalados. En la Unión Europea solo el 4% de las industrias alimentarias cuentan con más de 50 empleados, mientras que en España apenas un 5% supera los 10 trabajadores.
Este panorama limita la capacidad para adoptar nuevas tecnologías, avanzar en digitalización o acceder a proyectos de innovación, lo que sitúa al sector en una posición de vulnerabilidad frente a sus competidores internacionales.
La fuerza de las asociaciones presentes
En el encuentro participaron once asociaciones que operan en nueve comunidades autónomas y que representan al 62% de las empresas nacionales (17.350 compañías), con una facturación conjunta de más de 101.000 millones de euros (el 58% del total del sector) y más de 300.000 empleos (57%).
Entre los asistentes figuraron los presidentes y directores de organizaciones como Fedacova (Comunidad Valenciana), Aseacam y MadridFood (Comunidad de Madrid), Nagrifood (Navarra), Clusaga (Galicia), Landaluz (Andalucía), AIAA (Aragón), Basque Food Cluster (País Vasco), Alinar (Navarra, La Rioja y Aragón), Fer (La Rioja) y la anfitriona Vitartis (Castilla y León).
La amplia representatividad otorgó al encuentro una visión global del sector agroalimentario español, reforzando la idea de que los desafíos son comunes y requieren respuestas conjuntas y coordinadas.
Impacto en el medio rural
La reunión subrayó también la importancia del sector para la vertebración del territorio. Con un 70% de su empleo asentado en el medio rural, la industria alimentaria no solo contribuye a la economía, sino que frena la despoblación y asegura oportunidades laborales en zonas con limitadas alternativas.
En este contexto, los participantes insistieron en que la falta de talento y la sobrerregulación afectan de manera más acusada a las empresas rurales, que carecen de recursos suficientes para afrontar los cambios tecnológicos y regulatorios.
Conclusiones del encuentro
Los presidentes coincidieron en que la incertidumbre internacional, la presión burocrática, el déficit de talento y el reducido tamaño empresarial son las principales amenazas para el futuro inmediato del sector. Sin embargo, también destacaron la unidad mostrada en Valladolid como un primer paso para fortalecer la voz de la industria alimentaria en España y en la Unión Europea.
“Es urgente abrir nuevos mercados, simplificar normativas y mejorar la percepción del sector entre los jóvenes”, concluyeron los representantes.











