
La industria alimentaria de Castilla y León vive un momento de auge y se consolida como una de las principales locomotoras económicas de la región y del conjunto del país. Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes al ejercicio 2023, el sector elevó su cifra de negocio un 13,6%, alcanzando los 16.280 millones de euros. Este crecimiento posiciona a Castilla y León como la tercera comunidad autónoma con mayor volumen de facturación agroalimentaria, solo por detrás de Cataluña y Andalucía, pero con una tasa de crecimiento que casi duplica la media nacional.
Así lo ha destacado este miércoles el presidente de Vitartis, Santiago Miguel, durante la apertura de la jornada ‘El reto de crecer’, organizada por la Asociación de la Industria Alimentaria de Castilla y León en colaboración con el despacho Garrigues y la entidad financiera Cajamar. Miguel subrayó que “estos datos confirman el dinamismo de nuestro sector como primera actividad industrial regional y dan respaldo a la estrategia de fortalecimiento que hemos venido desarrollando para generar empleo, innovación y bienestar”.
Uno de los aspectos más destacados por Santiago Miguel es el papel estratégico del sector agroalimentario no solo desde un punto de vista económico, sino también como palanca contra la despoblación y el declive del medio rural. “La industria alimentaria es el principal instrumento dinamizador de nuestras zonas rurales. El 45% de las industrias del sector se ubican en municipios de menos de 2.000 habitantes, lo que evidencia su papel fundamental para fijar población y ofrecer oportunidades allí donde más se necesitan”, afirmó.
En este sentido, Miguel recalcó que la industria de alimentación y bebidas fue responsable de casi la mitad del crecimiento total del sector industrial en Castilla y León durante 2023. En concreto, de los 4,3 puntos porcentuales que creció la cifra de negocio del conjunto industrial, más de dos puntos provienen directamente del impulso de la industria alimentaria. “Es una contribución enorme que no se puede ignorar a la hora de diseñar políticas industriales, fiscales o de innovación”, añadió.
Industria alimentaria
Castilla y León representa ya el 10% de la cifra de negocio de toda la industria alimentaria española, que en 2023 alcanzó los 174.500 millones de euros. Este crecimiento regional de más del 13% es seis puntos superior al promedio nacional y también supera el incremento registrado en otras grandes potencias agroalimentarias del país. Por ejemplo, la industria alimentaria de Cataluña –líder nacional con 40.333 millones facturados– creció un 7,4%, mientras que Andalucía (23.074 millones) lo hizo un 4,6%. La Comunidad Valenciana, que ocupa la cuarta posición con 15.000 millones, se situó también siete puntos por debajo del crecimiento registrado en Castilla y León.
Tan solo dos comunidades superaron en términos porcentuales el crecimiento del sector agroalimentario castellanoleonés: Navarra, con un incremento del 18,5%, y Madrid, con un 14,8%. Sin embargo, en ambos casos, el volumen absoluto de facturación es muy inferior al de Castilla y León, por lo que el impacto agregado es considerablemente menor.
En términos relativos, la actividad de alimentación y bebidas ya representa el 30,5% de la facturación total del sector industrial de la comunidad (que ascendió a 53.265 millones de euros) y hasta el 36% si se toma como referencia únicamente la industria manufacturera (45.184 millones).
La jornada ‘El reto de crecer’ abordó los principales desafíos que enfrenta el sector agroalimentario de cara a mantener e impulsar esta dinámica de crecimiento en un contexto económico que, aunque favorable, sigue siendo complejo por las tensiones inflacionarias, el encarecimiento de insumos y la competencia global. El evento contó con la participación de numerosos expertos, empresarios y representantes institucionales.
Dos fueron los grandes ejes temáticos de la jornada: la necesidad de aumentar la dimensión empresarial como palanca para ganar en competitividad y la importancia de acceder a una financiación adecuada que permita escalar y consolidar proyectos.
La primera mesa redonda, moderada por César Herreras (Garrigues), abordó la dimensión empresarial y contó con la participación de destacados empresarios del sector: Mario Esteban (CEO de El Pinar Nursery & Fruit Company), Pedro Ruiz (CEO de Alma Carraovejas), Miguel Antona (CEO de Innoporc) y Félix Eguía (CEO de Eguia Group). Todos ellos coincidieron en que el tamaño sigue siendo un factor determinante para competir en mercados internacionales, invertir en innovación y resistir las sacudidas de los ciclos económicos.
La segunda mesa de análisis, moderada por Miguel Ángel López (Garrigues), se centró en la financiación del crecimiento. En ella participaron Pedro Pisonero (director general de Iberaval), Carmen Sanz (directora general de Sodical), Gerardo Gutiérrez (CEO de 3-Gutinver) y José Antonio Guerrero García (director de Desarrollo de Empresas de Cajamar). Los ponentes analizaron las oportunidades actuales en financiación pública y privada, subrayando la importancia de instrumentos como el capital riesgo, las garantías públicas y la colaboración con entidades financieras para facilitar el desarrollo de proyectos con impacto.
La clausura del evento corrió a cargo del viceconsejero de Economía y Competitividad de la Junta de Castilla y León, Carlos Martín Tobalina, quien puso en valor el papel estratégico de la industria agroalimentaria como eje vertebrador de la economía regional. “Este sector es mucho más que cifras de negocio: es innovación, es empleo, es arraigo territorial y es futuro”, señaló, comprometiéndose a seguir reforzando las políticas de apoyo al crecimiento empresarial.
Tobalina también insistió en que Castilla y León debe apostar por consolidar su posición de liderazgo agroalimentario en Europa, avanzando en digitalización, sostenibilidad y cooperación público-privada. “Tenemos talento, capacidad y recursos. El reto ahora es multiplicar sinergias y trabajar en red para afrontar con éxito los desafíos que vienen”, concluyó.
Con un crecimiento sobresaliente, un fuerte anclaje territorial y un tejido empresarial cada vez más profesionalizado, la industria alimentaria de Castilla y León mira al futuro con ambición y optimismo, decidida a seguir siendo uno de los grandes motores económicos y sociales del país.