Fitosanitarios químicos e insecticidas biológicos: ¿Alternativas opuestas?

Agronews Castilla y León

8 de mayo de 2016

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El buen tiempo está a la vuelta de la esquina y en días como estos pasados, más propios de la época estival que de la primavera, las enfermedades y plagas son más que probables en los cultivos sobre todo tras las precipitaciones de las últimas semanas. Jornadas de actividad en el campo para aplicar sobre todo productos fitosanitarios que eviten la propagación de estas afecciones en los vegetales: “Estos pararemos porque se avecinan de nuevo lluvias pero ha sido una semana de mucho trabajo” asegura Fernando Muñoz desde Syngenta en declaraciones a Agronews.

Y es que ahora el cereal se lleva la palma en el uso de estos productos para evitar males mayores que producen enfermedades provocadas por microorganismo como la roya amarilla o plagas como el tronchaespigas o la nefasia causadas por insectos pequeños, aunque las plagas pueden llegar a través de aves, roedores o arañas, entre otros. Es en este caso cuando se requiere el uso de los fitosanitarios, que en los últimos años han avanzado no solo en oferta sino también en calidad.

Fernando Muñoz (Syngenta): «La pulverización es ahora mucho más exacta, existe una gran variedad de boquillas»

Uno de los sistemas que más se han desarrollado es el de la pulverización para que caiga la cantidad correcta en las hojas y la planta no se vea afectada. En este sentido el avance es incontestable, según Muñoz: “Es evidente que el parque de maquinaria se ha renovado mucho en los últimos años y hay disponibles una gran variedad de boquillas” aclara. Además, asegura que el agricultor de hoy está más preparado para tratar estos problemas: “El que trabaja esa planta ahora es consciente de que no es lo mismo un trigo con 10 centímetros de altura que cuando tiene 70 y está todo espeso a la hora de pulverizar”.

Los insecticidas biológicos, una alternativa al fitosanitario tradicional

Renovarse o morir. Alternativas como las que ofrecen los fitosanitarios tradicionales llegan para adaptarse a un mundo que también ha abierto las puertas a campos como el de la agricultura ecológica o el incremento en la venta de insecticidas biológicos que permiten actuar sobre las plagas que más daño hacen pero no matan a los insectos que puedan resultar beneficiosos. Entre ellos, por ejemplo el extracto de «neem» que se saca de la corteza del árbol con el mismo nombre y ayuda a luchar contra orugas o cochinillas, propias en estos meses de cambio estacional o la equisetonina que controla, entre otros, las consecuencias producidas por la roya en el trigo. Eso sí, bien sean químicos o biológicos, la dosis no debe exceder lo explicitado en los envases, para conseguir que la planta no salga perdiendo.

Los fitosanitarios químicos ¿Son más perjudiciales?

Depende. Según destacan algunas organizaciones, el principal problema que plantean los fitosanitarios químicos tradicionales es la toxicidad hacia el ser humano a la hora de usarlos para combatir las plagas agrícolas, mientras que como contrapunto sostienen que son las más eficaces y rentables a la hora de acabar de forma inmediata con el mal que pueda afectar al vegetal. El control de las cantidades vuelve a salir aquí como elemento fundamental para conseguir el mejor efecto, y en ese sentido, sistemas como la nebulización dentro de invernaderos pueden ser una buena alternativa: «En cualquier cultivo elevado es una buena medida porque consigue mojar más y mejor la planta» explica desde Syngenta Fernando Muñoz

Sea como fuere, queda claro que el uso de productos que acaben con las bacterias o animales que destrozan los cultivos se hace más que obligatorio. Ahora solo queda mirar hacia arriba y esperar al fin de las lluvias. De momento.



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