FAO: La ganadería y sus desafíos en América Latina y el Caribe

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La ganadería tiene una importancia clave para América Latina y el Caribe (ALC) al representar una fuente de alimentos básicos que contribuye a la seguridad alimentaria de su población, así como un sector fundamental para la economía de los países de la región. El progreso y la transformación del sector ganadero ofrecen oportunidades económicas y de reducción de la pobreza, pero el rápido ritmo del cambio podría marginar a los pequeños ganaderos. Por otra parte, deben abordarse los posibles riesgos que el desarrollo de la ganadería puede representar para el medioambiente y la salud humana con vistas a garantizar la sostenibilidad del sector.

La ganadería tiene una importancia clave para América Latina y el Caribe (ALC) al representar una fuente de alimentos básicos que contribuye a la seguridad alimentaria de su población, así como un sector fundamental para la economía de los países de la región. El progreso y la transformación del sector ganadero ofrecen oportunidades económicas y de reducción de la pobreza, pero el rápido ritmo del cambio podría marginar a los pequeños ganaderos. Por otra parte, deben abordarse los posibles riesgos que el desarrollo de la ganadería puede representar para el medioambiente y la salud humana con vistas a garantizar la sostenibilidad del sector.

El sector pecuario en América Latina y el Caribe (ALC), según datos de la FAO, contribuye con el 46 % del Producto Interno Bruto Agrícola y ha crecido a una tasa anual del 3,7 %, superior a la tasa promedio de crecimiento global. Especialmente, la ganadería ha tenido un enorme crecimiento en el Cono Sur debido al incremento de la demanda mundial por productos de origen animal. Este acelerado crecimiento ha permitido que ALC se convierta en la región que más carne bovina y carne de ave exporta a nivel mundial.

La expansión del sector pecuario en las últimas décadas en la región representa una oportunidad para el desarrollo de los países. Sin embargo, al mismo tiempo que este crecimiento presenta una oportunidad para generar riqueza y mitigar la pobreza, puede también conllevar ciertos riesgos si este desarrollo ganadero no se lleva a cabo de manera sostenible. Es necesario que los países de ALC promuevan sistemas de producción ganadera sustentables, que tengan en cuentan en sus políticas de desarrollo los potenciales efectos que este crecimiento del sector ganadero puede tener para los pequeños productores, los consumidores y también para el medioambiente.

Desafíos

La ganadería en la región tiene que hacer frente a diferentes desafíos para mantener y aumentar de manera sostenible la producción. Dichos desafíos, aunque difieren en magnitud según las distintas subregiones, incluyen aspectos como la necesidad de aumentar la productividad y la eficiencia productiva; mejorar la calidad y la inocuidad de los productos del sector; lograr una ganadería respetuosa con el medio ambiente que contribuya a la conservación de la biodiversidad y al manejo sostenible de los recursos naturales; y aumentar la flexibilidad para responder a cualquier cambio estructural del sector de la agricultura. Entre los retos más importantes a los que tiene que hacer frente la ganadería en la región podríamos destacar:

a) La sanidad animal

Las enfermedades que afectan al ganado pueden tener un efecto devastador sobre la productividad y la producción de los animales, sobre el comercio de animales vivos, la carne y otros productos del sector, sobre la salud humana y, por tanto, en el proceso general del desarrollo económico. Como resultado de la globalización y del cambio climático, el mundo se está enfrentando a un crecimiento sin precedentes de la aparición y reaparición de enfermedades de los animales y de zoonosis (enfermedades animales transmisibles al hombre).

La educación sanitaria es un componente clave en el control de las enfermedades animales y zoonosis, y por ende, en la sostenibilidad de la ganadería. Las enfermedades que afectan al ganado y, en consecuencia, a la producción, la economía y la seguridad alimentaria en la región, son varias, pero podríamos mencionar como algunas de las más importantes: la Fiebre Aftosa; la Peste Porcina Clásica; y la Brucelosis y Tuberculosis. Los países de ALC deben reforzar sus servicios de salud animal, pública y ambiental, dentro del marco Una Salud, para mejorar el control de las enfermedades endémicas en la región y, al mismo tiempo, prevenir la aparición de nuevas enfermedades mediante el desarrollo de políticas adecuadas basadas en una estricta vigilancia epidemiológica.

La prevención de crisis sanitarias mediante la detección temprana de brotes y la aplicación de mecanismos de respuesta rápida, incluidos en los sistemas veterinarios nacionales de vigilancia epidemiológica, representan un aspecto fundamental para el control y posterior erradicación de aquéllas enfermedades que tienen mayor impacto tanto en la salud animal como en la salud pública. Además, y debido al intenso intercambio comercial ganadero en ALC, es necesario promover la cooperación regional mediante la mejora de la coordinación de las diferentes políticas sanitarias de cada uno de los países. Las consecuencias de la propagación de estas enfermedades a través de las fronteras pueden llegar a ser devastadoras a nivel económico, comercial y social en aquéllos países donde la importancia del sector ganadero es más elevada.

b) Los recursos zoo-genéticos ganaderos

La gestión efectiva de la diversidad zoo-genética ganadera es esencial para la seguridad alimentaria, y el desarrollo sostenible. Es posible identificar varias amenazas para la conservación de esta diversidad en ALC, probablemente, una de las más importante es el abandono de los sistemas de producción tradicionales y de las razas locales asociadas a éstos, impulsada principalmente por la rápida difusión y desarrollo de la producción ganadera intensiva (a menudo a gran escala), que utiliza un número reducido de razas animales, con la consecuente pérdida de recursos zoo-genéticos ganaderos locales. La producción de carne, leche y huevos, está aumentando a nivel global en base a unas pocas razas especializadas, más productivas y rentables en sistemas de producción industrial, pero no necesariamente adaptables a los diversos sistemas tradicionales de producción de la región.

El proceso de intensificación ha sido impulsado por la creciente demanda de productos de origen animal y se ha visto favorecido por la facilidad con que el material genético, las tecnologías para la producción y los insumos se pueden movilizar hoy día alrededor del mundo. La intensificación y la industrialización han contribuido al incremento en la producción ganadera y al suministro de alimentos para una creciente población humana. Sin embargo, se requieren medidas políticas para minimizar la pérdida potencial de los bienes públicos, tanto a nivel regional como global, expresados a través de la diversidad de los recursos zoo-genéticos ganaderos.

Las razas ganaderas autóctonas de ALC, seleccionadas a lo largo del tiempo, no solo forman parte del patrimonio histórico y cultural de la región, sino que están mejor adaptadas a las características agroecológicas de los países y regiones donde fueron desarrolladas y por tanto son más resistentes a las enfermedades endémicas, utilizan mejor pastos y forrajes de baja calidad y poseen mayor capacidad de resiliencia ante desastres naturales de diversa índole (sequías, inundaciones, etc.). El potencial productivo de estas razas, algunas de ellas aún en proceso de reconocimiento, ha de ser mejor explotado mediante la caracterización, la selección y la mejora genética.

c) El medioambiente

Entre los principales problemas ambientales generados por la ganadería que afectan a la región, la Iniciativa “Ganadería Ambiente y Desarrollo” (LEAD, por sus siglas en inglés) ha destacado los siguientes: degradación de la tierra debida al sobrepastoreo; deforestación como consecuencia de la expansión de los pastizales y de la conversión de los bosques en tierras de cultivo para la producción de piensos; y problemas relacionados con la contaminación asociados a la regresión de los sistemas agrícolas mixtos y el aumento de los sistemas ganaderos de explotación intensiva.

[[{«fid»:»10172″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:521,»width»:800,»style»:»width: 360px; height: 234px; border-width: 1px; border-style: solid; margin: 6px; float: right;»,»alt»:»Vacas. Foto: USDA»,»title»:»Vacas. Foto: USDA»,»class»:»media-element file-media-original»}}]]Según la FAO, cerca del 70 por ciento de las áreas de pastoreo de ALC se encuentran en proceso de degradación a diversos niveles. La deforestación provocada por el aumento de sistemas extensivos de pastoreo es una característica común en ciertos países de la región, pero existen estrategias tecnológicas y de manejo para hacer una intensificación sostenible de la producción pecuaria. Los procesos de ordenamiento, zonificación y planificación de la producción ganadera son fundamentales en los programas de desarrollo rural y territorial. La gestión de los residuos producidos por la ganadería supone otro desafío importante en la región. Sirva como ejemplo el sector porcino intensivo en ALC, que cuenta entre sus retos más importantes, entre otros, el tratamiento de residuos para reducir el impacto medioambiental, particularmente la contaminación de las cuencas hidrográficas y la necesidad de sensibilizar a los productores en relación a las cuestiones relacionadas con el impacto ambiental.

Con una adecuada gestión, el sector ganadero puede desempeñar un papel clave en la mitigación de los efectos provocados por el cambio climático. Recuperar áreas degradadas e impulsar modelos de ganadería sostenible conlleva beneficios económicos, sociales y ambientales. Invertir en la recuperación de suelos degradados, además de aumentar la productividad por unidad de superficie, reduce el riesgo ambiental y la vulnerabilidad a los efectos del cambio climático al reducirse la deforestación asociada con la expansión de la ganadería, aumentando a su vez la producción de alimentos y generando beneficios para millones de familias rurales. Por ejemplo, en las zonas tropicales de ALC la producción de biogás a partir de desechos ganaderos no sólo ayuda a disminuir el impacto de la ganadería sobre el entorno natural, sino que también genera beneficios directos a través de la producción de energías renovables.

Aportes de la Ganadería

El sector pecuario de ALC crece muy por encima del promedio del crecimiento mundial, representando una oportunidad para el desarrollo económico de los países, mediante la generación de riqueza no solo gracias a la producción pecuaria en sí, sino a través de las industrias de transformación, distribución y comercialización promovidas por el propio sector. Este crecimiento en la producción se debe tanto al incremento de las existencias ganaderas como a una mayor eficiencia productiva. Como ejemplos, según datos de la FAO, el incremento en el rendimiento de la producción de leche en la región se sitúa por encima del 20 por ciento mientras que el sector porcino ha aumentado su eficiencia productiva en cerca del 15 por ciento. Sin embargo, es necesaria una planificación del crecimiento y la intensificación que capitalice las sinergias positivas que la integración de la agricultura con la pecuaria, y eventualmente con la forestería, pueden otorgar a la sostenibilidad y competitividad de los sistemas de producción.

La contribución de la producción pecuaria a la seguridad alimentaria y la reducción de la pobreza en ALC es muy importante. La información recogida en la base de datos del proyecto Actividades Generadoras de Ingreso Rural (RIGA, por sus siglas en inglés) pone de manifiesto que el 60 por ciento de los hogares rurales tienen ganado. Aunque en muchos casos se trata de una producción ganadera de autoconsumo, y por tanto muy importante desde el punto de vista de la seguridad alimentaria de las comunidades rurales, también es cierto que un significativo porcentaje de las producciones son objeto de venta y contribuyen notablemente a los ingresos de las familias. En algunos países de la región, los hogares rurales más pobres crían ganado más frecuentemente que los más ricos; aunque el número medio de cabezas de ganado por hogar es bastante reducido, esta actividad es un importante punto de partida en los esfuerzos dirigidos a reducir la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria.

Tras la crisis de los alimentos del 2008, los gobiernos han reconocido la importancia de la agricultura familiar para el desarrollo rural sostenible, la provisión de alimentos y la reducción de los riesgos de inseguridad alimentaria asociados al alza y la volatilidad del precio de los alimentos. Este impulso a la agricultura familiar es una oportunidad para fortalecer el componente pecuario de dichos sistemas productivos y valorizar el aporte de la producción pecuaria familiar. La creciente integración de los mercados a escala global y las políticas favorables a la apertura comercial han promovido la competitividad exportadora de algunos sectores pecuarios, sin embargo, su dinamismo descansa en pocas empresas asociadas a proveedores de servicios técnicos especializados insertados en complejas cadenas de producción y distribución y en pocos mercados. Si bien este crecimiento económico del sector ha dinamizado la economía regional, los pequeños productores pecuarios (salvo algunas excepciones) no se han beneficiado particularmente. Lo anterior indica que además del crecimiento económico, para eliminar el hambre se requiere también políticas públicas diferenciadas, y generar los incentivos para el desarrollo sostenible de la producción pecuaria familiar y de pequeña escala.

* Este editorial ha sido elaborado con la colaboración del Oficial de Producción y Sanidad Animal de la FAO, Baldomero Molina Flores, y del Oficial Principal de Desarrollo Pecuario de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, Tito Díaz.



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