Europa prevé tener lista para 2024 una vacuna eficaz contra la peste porcina africana (PPA), el principal riesgo sanitario para la cabaña porcina a nivel mundial. Así lo confirmó el catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) José Manuel Sánchez-Vizcaíno, durante la presentación oficial de los resultados en el Primer Taller Internacional para el sector porcino, organizado por COAG, Coordinadora Europea Vía Campesina y HORIZCIENCE, en Lleida el 1 de octubre, en el marco del proyecto europeo VACDIVA.
Sánchez Vizcaíno adelantó que se prevé comenzar en 2024 en Lituania, Rumanía y Kenia planes piloto de la vacuna de Peste Porcina Africana (PPA). Asimismo, el investigador español se muestra esperanzado por el hecho de que, tras largos años de investigación de una enfermedad tan compleja y extendida por los cinco continentes con multitud de variantes, en este momento, dispongan de tres prototipos de vacuna para jabalíes y cerdo doméstico, con resultados prometedores.
La PPA es una enfermedad bastante desconocida, que ha dado tres grandes saltos para propagarse desde el continente africano. El primero en 1957, cuando se detectaron los primeros casos en Portugal, Tres años más tarde llegó a España, y en 2007 se produjo el último, que ha acabado afectando a cinco continentes, con 8 escenarios epidemiológicos, lo que implica, aclara Sánchez-Vizcaíno, que “no existe una receta única”, sino que se debe abordar poniendo en práctica programas de contingencia adaptados a la casuística de cada país. En este sentido apunta el gran peso que tienen las tradiciones y las culturas de cada territorio. “En China, totalmente afectada por la enfermedad, por ejemplo, las cuestiones de tipo cultural son las más difíciles de controlar. Su tradición de comprar sangre para alimentación y usar desperdicios de los alimentos para el ganado, han contribuido en gran medida a su propagación”, ha detallado.
Los principales riesgos que afrontamos, ha explicado Vizcaíno, son la globalización; el hecho de que se haya confirmado su presencia en Haití -donde entró a través de los alimentos de ayuda humanitaria- y República Dominicana; el hecho de que los planes de contingencia estén poco adaptados a los países; y las pequeñas granjas, que en muchas ocasiones no disponen de información adecuada y carecen de medidas de bioseguridad, como el doble vallado.
Para evitarlo, el experto propone, aparte de la divulgación de las investigaciones, planes de contingencia adaptados a cada realidad, aumentar la bioseguridad en granjas, transportes y mataderos; contar con laboratorios preparados y programas sanitarios eficaces. “La detección temprana es esencial, si un ganadero sospecha que se encuentra frente a un caso de PPA, debe realizar un PCR y un test serológico”, ha subrayado.
El catedrático de la UCM ha puesto énfasis en que, si bien es esencial disponer de una vacuna segura y eficaz, el control de la fauna salvaje, la bioseguridad y la colaboración de las administraciones y ganaderos son fundamentales para poner fin al problema, como hemos podido comprobar con la epidemia del COVID. En este sentido, el papel de la organización agraria COAG dentro del proyecto VACDIVA es crucial para que haya una transferencia eficaz del conocimiento generado con el sector ganadero.
Los trabajos e investigación del proyecto VACDIVA cuentan con la participación y experiencia de dos laboratorios mundiales de referencia para la peste porcina africana, ambos españoles: el Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) de la Universidad Complutense y el Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (CISA-INIA).