El uso de nuevas tecnologías como el GPS permite ahorrar hasta un 5% en fertilizantes

Berta Redondo

26 de abril de 2016

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Schleswig-Holstein es una región propicia para la agricultura. Aquí el paisaje se compone de campos de trigo, de col y de remolacha azucarera rodeados por inmensos aerogeneradores que aprovechan las corrientes de aire que llegan desde el Mar del Norte y del Báltico para abastecer de energía a las explotaciones agrícolas de la zona. El terreno y las lluvias durante todo el año hacen el resto.

A pesar de que cada vez más agricultores se pasan a la producción ecológica (lee el reportaje aquí), muchos otros siguen produciendo sus cosechas de forma tradicional. Pero con una pequeña diferencia respecto a la generación de sus padres y abuelos: el uso de las nuevas tecnologías a la hora de producir abonos y nutrientes y, por supuesto, a la hora de esparcirlos en los campos.

Es el caso de Jan Henning Ufen, un agricultor de 41 años que decidió convertir la granja familiar en una explotación dedicada al trigo de invierno, al repollo (morado y blanco) y a la remolacha azucarera.

Cada año, produce 2000 toneladas de trigo, 3000 de repollo y 1600 de remolacha con las que consigue alcanzar una cifra de negocios cercana al millón de euros. Él mismo vende el 50% de la cosecha de repollo gracias a contratos de cooperación con empresas que venden este producto a hospitales, colegios, hoteles, etc y el otro 50% es vendido en el mercado alemán por comerciantes locales.

[[{«fid»:»27258″,»view_mode»:»full»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:410,»width»:728,»title»:»Jan Henning Ufen, productor de repollo, posa delante de los terrenos de su explotación»,»class»:»media-element file-full»}}]]

Actualmente las unidades familiares en Alemania han cambiado: hay muchas personas que viven solas y ya no compran un repollo entero, por eso hemos tenido que modificar nuestro modo de venta”, explica Jan Henning durante la visita a las instalaciones donde almacena 200 toneladas de coles. Este se compone de 4 almacenes donde guarda el repollo recogido en octubre para venderlo de marzo a junio aproximadamente.

Las cámaras frigoríficas mantienen el repollo a 0,3º sin utilizar gases para conservarlo – Jan Henning, productor de Karolinenkoog, en la costa oeste.

En los últimos años, la apuesta de este agricultor por las nuevas tecnologías ha sido total: el uso de paneles solares y aerogeneradores le ha permitido obtener precios más ventajosos en la electricidad (la energía renovable que produce va a parar al sistema nacional de reservas y a cambio se beneficia de una reducción de las tarifas eléctricas); y gracias a la utilización de un sistema de GPS para el esparcimiento del abono ha conseguido ahorrar en torno a un 5% el uso de fertilizantes.

Además, la explotación de Jan Henning se ha convertido en un ejemplo en la gestión integrada de plagas (integrated pesticide management) para su cosecha de repollo. “El crecimiento de las plantas que reciben fertilizantes con menos nitrógeno es más estable, aunque sea un 10% más caro”, indica Henning delante de algunos ejemplos de maquinaria recientemente adquiridos con un sistema de GPS integrado.

[[{«fid»:»27260″,»view_mode»:»full»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:410,»width»:728,»title»:»Maquinaria de la explotación de Jan Henning Ufen»,»class»:»media-element file-full»}}]]

Al otro lado de la península de Jutlandia donde se establece el estado de Schleswig-Holstein, y a muy pocos kilómetros de distancia de la costa del Mar Báltico, se encuentra la explotación Gut Helmstorf. La gestión integrada de cultivos, el uso de tecnología GPS o el control informático de uso de pesticidas y fertilizantes son prácticas ya corrientes en esta finca cuyo origen se remonta al siglo XIII y que cuenta con 1000 ha dedicadas a la producción de trigo (el 50%), de colza (el 40%) y de cebada (un 10%). La facturación anual alcanza los 3 millones de euros.

Pero si por algo llama la atención esta explotación es por el proyecto “On Farm Research”, único en Alemania y en todo Europa, tal y como lo presenta el actual propietario, Magnus von Buchwaldt. “El objetivo es evaluar nuevas técnicas y llevar a cabo una agricultura de precisión para dar a cada zona del terreno los nutrientes que necesita”, explica.

[[{«fid»:»27261″,»view_mode»:»full»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:410,»width»:728,»title»:»Momento de la explicación de Magnus Buchwaldt, de la finca Gut Helmstorf»,»class»:»media-element file-full»}}]]

Este proyecto, que llevan a cabo desde 2007 junto con la Cámara Regional de Agricultura en unas 300 ha de cultivos, divide los terrenos en parcelas de una hectárea con el objetivo de estudiar los nutrientes del suelo y poder utilizar más tarde los fertilizantes adecuados en cada zona. Algunos nuevos métodos, como un estudio alternativo de los niveles de nitrógeno de las tierras, ya han demostrado su eficacia y se utilizan actualmente, junto con un sistema de GPS integrado en la maquinaria, en el esparcimiento de fertilizantes.

Hemos empezado una revolución: ha habido un debate sobre el porcentaje de nitrógeno presente en los fertilizantes basado en un método de análisis antiguo que hemos comprobado que no tiene resultados óptimos – Magnus von Buchwaldt, de la explotación Gut Helmstorf, en la costa este.

Desde principios de 2014, alrededor de 4000 agricultores y visitantes interesados ​​han podido participar en las visitas guiadas de campo y a las presentaciones del proyecto, que también ha servido como ejemplo piloto para la planificación y la ejecución de ensayos similares en otros Länder alemanes.

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Se trata de dos buenos ejemplos que demuestran que no solo por lo ecológico pasa el futuro de la agricultura. Los cultivos tradicionales también pueden convertirse en un modelo en cuanto al uso de nuevas tecnologías que permiten una agricultura que quiere conseguir un 100% de precisión. El objetivo, en ambos casos es el mismo: ahorro de costes y, por supuesto, mejora de las cosechas.

*** Las visitas a estas explotaciones se realizaron del 18 al 20 de abril dentro de un viaje organizado por la Plataforma Europea de Periodistas Agroalimentarios (AG-Press) perteneciente a la Dirección General de Agricultura de la Unión Europea.
Fuente de las fotografías: Agronews y © European Union 2016, photographer: Cornelia Smet.



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