La Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) podría tener un gran impacto en la agricultura y la producción de alimentos en la Unión Europea, asegura Amigos de la Tierra en un documento que ha publicado recientemente la organización agraria UPA. Los lobbies corporativos a ambos lados del Atlántico están buscando un mayor acceso a los mercados, pero los alimentos europeos y americanos se producen con diferentes estándares de seguridad alimentaria, bienestar animal y protección medioambiental.
La industria alimentaria y de bebidas en la Unión Europea cuenta con una facturación estimada de 1,2 billones de euros, pero el comercio es sumamente complejo, con variaciones entre los diversos sectores agrícolas, tipos de fabricantes y estados miembros. Sólo unos pocos estudios han apenas intentado evaluar el impacto del TTIP en la alimentación y laagricultura, y todos se han topado con dificultades a la hora de captar esta complejidad.
Los estudios muestran que las oportunidades de exportación que crea el TTIP no se traducen necesariamente en mayores ingresos; de hecho, el Ministerio de Agricultura estadounidense predice una caída en los precios pagados a los agricultores europeos en todas las categorías alimentarias. Los beneficios para Europa se limitan a unos pocos sectores, como es el de los quesos, pero incluso esos dependen en gran medida de que EE. UU. realice cambios en las “medidas no arancelarias” que usa para restringir el comercio.
Los modelos predicen que el TTIP aumentará la importación de alimentos y productos agrícolas de EE. UU. , causando un posible detrimento para los agricultores comunitarios y suponiendo una amenaza potencial para sectores completos. Los productores que suministran a la UE desde otras regiones del mundo también podrían sufrir pérdidas debido a un desplazamiento del comercio en favor de los productores estadounidenses.
Las asociaciones no gubernamentales y organizaciones agrícolas han expresado su preocupación por que el TTIP conduzca a una mayor intensificación y concentración corporativa de la agricultura a ambos lados del Atlántico. Los consumidores y la protección medioambiental también podrían verse afectados, ya que tanto el gobierno estadounidense como las organizaciones de productores están pidiendo abiertamente que la UE reduzca la protección en áreas como la aprobación de alimentos transgénicos, la normativa de seguridad en el uso de pesticidas y las prohibiciones relativas a hormonas y lavados de patógenos en la producción de carne.
El 90 % de las exportaciones fuera de la UE son de vinos y bebidas espirituosas; los mercados nacionales y comunitarios son mucho más importantes para los productores de alimentos con DOP. De hecho, tan sólo tres estados miembros (Francia, Italia y Reino Unido) eran responsables del 86 % de las exportaciones de DOP en 2010, y con únicamente unos pocos productos: champán, coñac, whisky escocés, Grana Padano y Parmigiano Reggiano.
Incluso aunque la Comisión tuviera éxito negociando un acuerdo sobre los productos DOP, parece que lo más probable es que ello sólo beneficie a un grupo específico de productores en unos pocos países miembros. Se ha expresado la preocupación de que, en su afán por obtener un acuerdo, la Comisión esté desatendiendo los intereses de otros sectores agrícolas.
Todos los estudios de modelos económicos predicen que, si se eliminan los aranceles de la UE, se producirá un aumento significativo en la importación de vacuno estadounidense, de
hasta 3000 millones de dólares. Las explotaciones de pastoreo tradicional, que producen carne de gran calidad, son particularmente vulnerables a la importación de ganado vacuno estadounidense más barato, pudiendo generar «consecuencias sociales y medioambientales potencialmente amplias para algunas regiones de la UE»
En la actualidad, la importación de EE. UU. está restringida gracias a la prohibición comunitaria al uso de hormonas con el ganado vacuno y a la cuota que limita la importación de vacuno libre de hormonas. Ha habido mucha presión para eliminar esta prohibición, pero se considera que lo más probable es que se llegue en su lugar a un acuerdo para aumentar la importación de vacuno libre de hormonas de EE. UU. Es posible que se acuerde una cuota para la importación de vacuno estadounidense en lugar de eliminar por completo los aranceles, pero aun así podría tener un grave impacto para los agricultores comunitarios. Una organización agrícola francesa ha sugerido que la cuota esperada, junto con la que recientemente se ha acordado con Canadá, podría llevar a una «reducción de ingresos de entre el 40 % y el 50 %… para los ganaderos europeos»
El comercio de lácteos es complejo, con una gran variedad de productos (desde la leche en polvo al queso tradicional) y vendedores que van desde grandes multinacionales a pequeños agricultores. Los cambios a las cuotas de leche de la UE y al régimen de subvenciones ya están teniendo un gran impacto en las explotaciones lecheras. La Comisión Europea quiere un mejor acceso a los mercados de productos lácteos de EE. UU. mediante el TTIP, pero en las últimas negociaciones con países del Pacífico, el gobierno estadounidense hizo pocas concesiones que pudieran dañar a su industria láctea nacional.
Los modelos económicos predicen aumentos sustanciales en el flujo de comercio de lácteos como consecuencia del TTIP; se estima que las exportaciones estadounidenses aumentarían hasta los 5.400 millones de dólares y las exportaciones europeas crecerían hasta los 3.700 millones de dólares, aunque los autores indican que hay que manejar esas cifras con precaución. A pesar del aumento del comercio, los productores de lácteos europeos podrían ver cómo caen los precios 29 y en algunos estados miembros, en concreto Austria, Benelux y Reino Unido, se prevé que caiga el valor de toda su industria de lácteos30.
La Comisión Europea argumenta que el TTIP aumentará las exportaciones europeas de lácteos, pero la mayoría de las ganancias irán al sector quesero. La Comisión también parece estar haciendo mucho hincapié en obtener protección para una lista de denominaciones de origen protegidas, de las cuales un gran porcentaje se espera que sean quesos. A las organizaciones agrícolas les preocupa que la Comisión sacrifique los intereses del resto de sectores de la industria láctea a fin de llegar a un acuerdo.
Debido a la complejidad del comercio de lácteos y la relación entre el precio de los productos y los precios que los agricultores reciben por la leche, resulta complicado predecir el impacto del TTIP. Es necesario un mayor análisis sobre cualquier tipo de integración de los mercados estadounidense y europeo y su efecto en la supervivencia de las explotaciones lecheras de pequeño y medio tamaño.
Tanto EE. UU. como la UE son grandes productores, aunque difieren en sus cultivos principales. El comercio es francamente escaso: EE. UU. no es un destino importante para los cereales u oleaginosas de la UE, y la única gran exportación estadounidense a la UE es la de soja y harina de soja.
Aunque la Comisión Europea ha afirmado que el TTIP no afectará a la legislación o procedimientos comunitarios sobre los cultivos transgénicos, las agencias gubernamentales estadounidenses han realizado declaraciones señalando la regulación de los transgénicos como un punto a ser negociado.
Los modelos predicen que la eliminación de aranceles dentro del TTIP tendrá un impacto negativo en la producción de cereales europeos, con caídas de hasta el 6 % en algunos estados miembros. En la mayoría de escenarios se prevé una bajada en la producción comunitaria de trigo, maíz y colza, y «un acuerdo comercial podría conducir a que la UE realizara grandes importaciones de los Estados Unidos». Sin embargo, es difícil predecir las consecuencias para los agricultores de cultivos herbáceos debido a que estos pueden explotar otro tipo de cultivos.
Hay muy poco comercio de productos avícolas o huevos entre Estados Unidos y la Unión Europea, pero los lobbies estadounidenses quieren usar el TTIP para abrir el mercado europeo. Las organizaciones de productores europeos están preocupadas a raíz de esto, ya que los estándares de bienestar animal suelen ser generalmente inferiores en Estados Unidos, siendo estos mayoritariamente voluntarios, mientras que los criadores de aves y productores de huevos en la Unión Europea deben cumplir requisitos legislativos más estrictos. A pesar de ello, todo lo relacionado con el bienestar animal ha quedado fuera del acuerdo del TTIP.
Los estándares de seguridad e higiene son muy diferentes entre la Unión Europea y los Estados Unidos, ya que esta aplica un enfoque “de la finca al plato” más costoso, en el que se evalúa el producto en todas sus etapas. Debido a esas diferencias, se han restringido las importaciones de carne de ave de los Estados Unidos, ya que la UE no permite usar “lavados de reducción de patógenos” en los productos avícolas. Sin embargo, existe la preocupación de que la Comisión Europea esté allanando el camino para aprobar esos lavados químicos y abrir así la puerta a la importación de productos estadounidenses más baratos.
El ministerio de agricultura estadounidense sólo predice un pequeño aumento en la exportación de EE. UU. de productos avícolas como consecuencia del TTIP. Otras investigaciones sugieren que esto puede deberse a que la importación de carne de ave de Estados Unidos seguirá enfrentándose a una fuerte competencia por parte de Brasil y Tailandia, que son actualmente las principales fuentes de importación de estos productos en la UE.
La producción de carne de porcino en la unión europea duplica a la estadounidense, y cuenta con estándares de bienestar animal más estrictos. El mercado comunitario sólo es superado por el chino, y los lobbies de los productores estadounidenses están muy interesados en acceder a él. Sin embargo, la importación de Estados Unidos es actualmente muy escasa debido a que la UE no permite comercializar carne que contenga residuos de estimulantes del crecimiento como la ractopamina, debido a preocupaciones sobre su seguridad para los consumidores. Entre el 60 % y el 80 % de los cerdos estadounidenses son tratados con esta hormona. Además de la retirada de la prohibición de su uso, los lobbies estadounidenses también quieren la completa eliminación de los aranceles.
Históricamente, la Unión Europea ha protegido mucho la industria porcina, por lo que es más probable que ofrezca una amplia cuota para cerdo libre de ractopamina, lo que igualmente
estimularía el desarrollo de un suministro estadounidense segregado.
La mayoría de los modelos económicos no diferencian el ganado porcino del resto de productos cárnicos, pero predicen que la eliminación de los aranceles podría llevar a una caída en el sector de las “carnes blancas” comunitarias, de hasta un 9 % en los países bálticos, así como «importaciones extra significativas y… nuevas dificultades económicas para los productores comunitarios»”