Hoy en día a nadie le resulta raro hablar de cambio climático. Cada año, todos comprobamos la sucesión de fenómenos meteorológicos adversos, habitualmente el siguiente peor que el anterior, y casi siempre en el momento más inesperado, que suele coincidir con el estado de desarrollo más sensible para los cultivos.
El año 2022 está resultando adverso para el campo en lo que se refiere a la meteorología. Por el momento, a nivel nacional, la previsión de indemnizaciones supera los 695 millones de euros, con las intensas heladas ocurridas en los primeros días del mes de abril (el evento puntual más dañino de la historia del seguro agrario) y una sequía, muy similar a la sufrida en 2019, provocada por la ausencia continuada de precipitaciones y agravada por las elevadas temperaturas del verano, como los principales enemigos de las producciones agrarias de 2022.
Castilla y León, por su parte, y a pesar de haber esquivado los efectos adversos de la helada sufrida en otras regiones, ya cuenta con una estimación de indemnizaciones de 75 millones de euros. Esta cantidad supera en un 11% a las indemnizaciones con las que se cerró 2021, y es previsible que aún pueda aumentar más ya que no se ha terminado de tasar el girasol, cuyos partes de siniestros se han continuado remitiendo durante los últimos días del mes de septiembre y, todavía, hasta que finalice el ejercicio, los seguros pecuarios seguirán generando indemnizaciones.
La sequía es el riesgo que más daños ha provocado entre los cultivos castellanoleoneses, con una estimación de indemnizaciones de más de 48 millones de euros, de los cuales 47,5 corresponden a siniestros en cultivos herbáceos. A continuación, las tormentas de pedrisco han generado más de 8 millones de euros en indemnizaciones, repartidos fundamentalmente entre los cultivos herbáceos y la uva de vino.
El sistema de seguros agrarios responde con más apoyo a los productores
Actualmente es el momento para que los agricultores decidan si vuelven a contratar los seguros de larga tradición en Castilla y Leon. El seguro de cultivos herbáceos cuenta con el periodo de contratación abierto de los módulos de otoño, los que cubren los daños por el riesgo de sequía. El seguro de cultivos industriales no textiles cubre los daños que se produzcan en las cosechas de remolacha, pero también de otros cultivos como la adormidera o el lúpulo. Sin olvidar otras líneas de seguro de gran importancia como el de uva de vino.
Para todos ellos y ante un escenario como el descrito anteriormente, el sistema de seguros agrarios, consciente, no solo de los daños sufridos durante el año 2022, sino también la situación económica tan complicada que está provocando el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, responde ofreciendo más apoyo al sector agropecuario. Así en el caso del seguro de cultivos herbáceos, cuyo plazo de contratación ha comenzado el pasado 1 de septiembre, se recoge la evolución actual de los precios y las previsiones de los mercados para 2023. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha aprobado, mediante una resolución de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), un significativo aumento de los precios de los cultivos herbáceos a efectos del cálculo del capital asegurado y también del valor de una posible indemnización por siniestro. En concreto, se ha fijado un incremento en los cereales (40% en el caso del trigo duro, 25% para el trigo blando y la cebada y del 20% para el maíz), así como en la colza (50%), girasol (14%) y en leguminosas (alrededor del 5%).
Entre las novedades introducidas, también se contempla un aumento de los precios en la uva de vino, tanto para viñedos incluidos dentro de D.O. como para aquellos que no cuentan con esta certificación.
También el respaldo que ofrecen las Administraciones públicas al sistema de seguros agrarios a través de las subvenciones a las primas de los seguros, se ha visto reforzado. En 2022, ENESA ha aprobado el incremento en 10 puntos porcentuales de la subvención base de la prima del seguro agrario, disponible para todas las pólizas de aquellas líneas de seguro que inician su suscripción hasta el 31 de agosto de 2023.
Las próximas semanas son importantes para la seguridad con la que los productores afrontarán la próxima cosecha. La situación provocada por el cambio climático está confirmando año tras año la utilidad, solvencia y solidez del sistema de seguros agrarios para resistir situaciones complicadas. Los agricultores y ganaderos tienen en el seguro agrario la dosis de tranquilidad que necesitan los productores y que el año 2022 no les está otorgando.
