
Más de 80 profesionales del sector porcino se han reunido desde el día 16 hasta el 17 de octubre en Bilbao para debatir sobre las tendencias actuales y futuras del mercado porcino y las pautas a seguir para la adaptación de la industria cárnica europea a las condiciones cada vez más cambiantes del mercado mundial.
La población está creciendo rápidamente a nivel global y satisfacer la necesidad de alimentos será un enorme desafío, máxime teniendo en cuenta que la producción de estos alimentos ha de realizarse de acuerdo a los exigentes requerimientos éticos actuales del consumo en materia de bienestar y sostenibilidad.
Dentro de este Foro Porcino, organizado por la empresa de salud animal Zoetis y que este año cumplía su XVI edición, Albert Vernooij, analista de la industria de la carne de Rabobank International, ha asegurado que “se espera que a nivel mundial el mercado de la carne crezca alrededor del cuarenta por ciento en los próximos veinte años”. “Y será la carne de pollo– añadía el experto- la que mayor crecimiento experimentará, conformándose como la principal proteína consumida en 2025 a nivel mundial”.
En cuanto al sector porcino y sus movimientos comerciales, Vernooij declaró que “el virus de la diarrea vírica porcina (PEDv) y las prohibiciones comerciales continuarán teniendo un impacto importante en la producción porcina global”. Respecto al veto ruso, el analista aventuró que la reducción de la exportación a Rusia podría compensarse por otros destinos.
Según este experto holandés, la industria cárnica europea está forzada a adaptarse teniendo en cuenta que el consumo de la carne en la UE está cayendo y será difícil recuperar los valores tradicionales. “Hay que producir de acuerdo a la dimensión ética del consumidor, cada día más comprometido con el bienestar animal y la sostenibilidad en la producción, a la vez que se produce de forma eficiente buscando el equilibrio entre el procesamiento primario y el valor añadido, a un coste razonable para el consumidor y asegurando la oferta”. Por último, puntualizó dos claves más para esta adaptación, “la innovación y el acceso a los nuevos mercados”.