Los productores de leche canadienses recibirán ayudas del gobierno para adaptarse a las consecuencias del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá, coloquialmente conocido en la UE como CETA
Después de la firma el mes pasado del acuerdo, el gobierno canadiense destinará 350 millones de dólares canadienses (240 millones de euros) «para fortalecer la competitividad de la industria láctea» antes de la entrada en vigor de un acuerdo menudo criticado por los europeos. Para el Ministro de Agricultura, Lawrence Macaulay, los programas «van a ayudar a la industria lechera canadiense para aumentar su productividad con el fin de adaptarse a los efectos previstos» de Ceta.
Un programa de inversiones de más de cinco años permitirá a los productores de leche aumentar la «productividad mediante la modernización de sus equipos», como, por ejemplo, a través de robots de ordeño o sistemas automáticos de alimentación. Las industrias transformadoras recibirán también ayudas destinadas a «diversificar sus líneas de productos para aprovechar las nuevas oportunidades de negocio que aparecen con la firma del citado acuerdo con la Unión Europea», asegura el Gobierno candiense.
La agrupación de productores de leche de Canadá (DFC) dio la bienvenida a estas ayudas públicas, sin embargo, señaló que «sólo mitigan parcialmente el daño que causará» por el acuerdo. Para esta asociación, el Ceta reducirá «casi el 2% de la producción lechera de Canadá y se dejarían de producir unas 17.700 toneladas de queso «, con una pérdida de ingresos de 116 millones de euros, aproximandamente, por año para los ganaderos que se dedican a esta actividad.