Estamos ante pueblos con un patrimonio artístico y cultural incuestionable, lo que es sin duda todo un privilegio. Sin embargo, para la gestión diaria de un municipio esta realidad se presenta, a veces, comotodo un desafío. El reto está en modernizar el pueblo, adaptándolo a las nuevas necesidades de los vecinos, desarrollando servicios sin que ello tenga un impacto negativo sobre ese valor patrimonial. Más bien al contrario, intentando potenciarlo, protegerlo, conservarlo, mejorarlo y en definitiva integrarlo en la vida cotidiana de una localidad, como si fuera un elemento más, aunque singular.
Un reto, un desafío que Belorado, Santa Gadea del Alfoz y Villamartín de Sotoscueva han sabido superar con nota. Así lo demuestra el hecho de haber sido galardonados con los premios Conservación del Patrimonio Urbano Rural, que concede la Diputación de Burgos. Fueron 24 las localidades que se presentaron al concurso, pero sólo 9 los premios otorgados, tres por cada una de las categorías establecidas. Conocida la noticia es momento de acercarnos a estos tres municipios para aprender un poco más acerca de su historia, su riqueza artística y patrimonial.
Los que tienen tirón
Belorado, capital de la denominada Riojilla Burgalesa, ubicado en la comarca de Río Tirón, es un municipio de unos 2.000 habitantes. Si bien es cierto que el Ayuntamiento había presentado candidaturas previas al Concurso de Conservación del Patrimonio Urbano Rural, el premio le había sido siempre esquivo. Y es que no era el momento, porque el momento es ahora, cuando Belorado ha dado un cambio radical tras cuatro años de constantes de inversiones, tal y como recuerda su alcalde. Luis Jorge del Barco habla de los 3,8 millones de euro que, entre administraciones y particulares, han desarrollado el proyecto del ARI.
Área de Rehabilitación Integral, con actuaciones tanto en espacios públicos (calles, parques y jardines), como en otros privados (restauración de vivienda, adecentamiento de fachadas, arreglo de locales, limpieza de solares…), sin olvidar aquellas que han dado un nuevo empujón a bienes patrimoniales de interés y creado otros que, en poco tiempo, se han convertido en un referente provincial y regional. Entre 2008 y 2014, el ARI ha facilitado intervenciones en 252 viviendas, 30 locales y 6 espacios públicos, en un proyecto que ha implicado a todos los beliforanos.
Del Barco destaca el trabajo realizado en 10 calles del centro de la localidad, así como en la Plaza Mayor, dentro de lo que es el Camino de Santiago. Y es que uno de los principales valores patrimoniales de Belorado es, precisamente, la ruta jacobea, que cuenta con 10 kilómetros de recorrido a su paso por el municipio. Además del ARI, la otra gran inversión corresponde alMuseo Internacional de Radiotransmisión ‘Inocencido Bocanegra’, creado en el antiguo silo del cereal. Se trata, por tanto, del mejor ejemplo de conservación de patrimonio urbano rural: una reconversión y rehabilitación completa de edificio y maquinaria.
El museo narra la historia de la radiocomunicación a lo largo del siglo XX, con todo tipo de aparatos (receptores, antenas, comprobadores de modulación, transmisores), de un gran valor puesto que no sólo muestran los avances tecnológicos experimentados en este campo, sino que algunos de ellos han formado parte activa de la historia, con implicación directa en guerras y conflictos varios. La candidatura presentada por Belorado para el concurso de la Diputación se cerraba con la creación del Jardín Biosaludable.
Estilo campurriano
En Santa Gadea del Alfoz la política municipal lleva doce años orientada a la conservación del patrimonio y la sostenibilidad del medio ambiente. No existe planteamiento urbanístico ni actuación por mínima que sea que no tenga en cuenta los valores tradicionales de este pequeño pueblo, de unos 80 vecinos, ubicado en Las Merindades. Cuando el alcalde, Ricardo Martínez, decidió presentar la localidad al concurso casi lo hizo convencido de que iban a ganar, y es que el conjunto de Santa Gadea del Alfoz conserva el estilo “campurriano”, el de la zona de “campoo” y que comparten Burgos, Palencia y Cantabria.
Las casas típicas montañesas son uno de los principales atractivos de Santa Gadea.Construidas en una mezcla armónica de piedra y madera, representan la arquitectura popular de la zona, con sus tres características alturas (en muchos de los casos) y las grandes balconadas llenas de color. Las nuevas construcciones y aquellas que se rehabilitan siguen esa línea funcional, creando un ambiente mágico que nos retrotrae a épocas pasadas, y al que se le unen los grandes espacios verdes, las calles limpias y cuidadas, fruto del trabajo y la dedicación de sus vecinos.
Martínez destaca también el edificio de la Casa de la Cultura, que si bien está realizado en piedra y madera, no representa una construcción montañesa. Era la antigua vivienda de un terrateniente de la zona, de la familia de los Lucio Villegas; una casa solariega del 1600, protegida y de la que se posee mucha documentación, que ahora está al servicio de los habitantes de Santa Gadea. Completan la riqueza patrimonial de la localidad la Iglesia de San Andrés, cuyos retos más antiguos corresponden a una ermita románica; la ermita de Santa Águeda, también de origen románico; y los abrevaderos y fuentes populares.
“Granja martino” de Las Merindades
Villamartín de Sotoscueva participaba en el premio provincial pero los vecinos no lo supieron hasta que no llegaron los técnicos de la Diputación para hacer las valoraciones. José Luis Arzona, el alcalde de La Merindad de Sotoscueva, fue el que decidió presentar a esta pequeña pedanía, con apenas 14 empadronados, sabiendo que “si se presentaba, ganaba”. Y es queVillamartín ha sido siempre un pueblo muy bien conservado, insiste su alcalde pedáneo, Tirso Guerra. Se adecentan las calles, en estilo tradicional, es decir, sin asfaltado; se protege el patrimonio, sea civil o religioso; y se cuidan los detalles.
Guerra destaca los dos monumentos religiosos, de gran valor patrimonial. Por una parte, la Iglesia de San Esteban, cuya lápida fundacional con una inscripción que data del año 1175, y que cuenta en su interior con pinturas clásicas de gran artístico. Por otra, la ermita dedicada a Santa Marina, que podría datar de en torno al año 700, y es que cerca de la construcción, cuando se rehabilitó una casa, se encontró una teja con un fragmento del Poema de Fernán Gonzálezescrito en ese año. En el pueblo destacan también el lavadero, el abrevadero y el potro.
Patricia Carro – www.burgosconecta.es
