La Junta de Extremadura ha incrementado las ayudas destinadas a los ganaderos afectados por la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE).
Este ajuste eleva el presupuesto de 3,5 millones de euros a 7.059.710 euros, un cambio inducido por la discrepancia en el número de animales afectados, que resultó ser mucho mayor de lo que la Consejería de Agricultura había contabilizado inicialmente.
La rectificación se produce tras las persistentes demandas de La Unión Extremadura, que ya en agosto alertaron sobre la gravedad de la incidencia de la EHE en la región. A pesar de que inicialmente la Consejería subestimó estos datos, el tiempo ha dado la razón a la organización: el impacto de la enfermedad ha sido considerablemente mayor de lo reconocido oficialmente.
Una Ayuda Aumentada, pero ¿Adecuada?
A pesar del aumento en el presupuesto, hay aspectos que siguen generando preocupación. El importado por animal afectado permanece inalterado, y aún no se contemplan ayudas para los animales fallecidos. Ante esta situación, La Unión Extremadura no se detiene y planea presentar alegaciones al nuevo Decreto-ley, además de proponer enmiendas a los partidos políticos. El objetivo es claro: alcanzar una ayuda de 700 euros por animal fallecido, alineándose con medidas similares adoptadas en otras comunidades como Madrid, Castilla y León, Cantabria y el País Vasco.
Buscando Apoyo Más Allá de la Junta
Reconociendo que la EHE no es un problema exclusivo de Extremadura, sino que afecta a varias regiones, La Unión Extremadura ha solicitado complementar las ayudas locales con fondos del Ministerio de Agricultura. Con una reunión pendiente con el Ministro y las Organizaciones Profesionales Agrarias (Opas) antes de finalizar el año, la organización espera lograr un compromiso para estas ayudas adicionales.
Un Paso Adelante, Pero Queda Camino por Recorrer en la Lucha contra la EHE
El aumento de las ayudas es un paso importante en la dirección correcta, pero queda claro que aún hay desafíos significativos que superar ante la gravedad de la situación. Mientras que el incremento en el presupuesto de ayudas es un reconocimiento tácito de la gravedad del problema, la falta de compensación por los animales fallecidos y la necesidad de fondos adicionales subrayan que la batalla por una justa compensación está lejos de concluir.