La Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación de Cantabria ha revelado cifras significativas sobre el impacto de la Enfermedad Hemorrágiac Epizoótica (EHE) en la cabaña ganadera de la región . Desde el inicio del brote, se han registrado un total de 2.601 animales afectados , de los cuales 457 han fallecido . Los datos son contundentes y ponen de manifiesto tanto la gravedad del brote como el esfuerzo de las autoridades para contenerlo.
Esta semana, la enfermedad afecta especialmente a los municipios de Astillero, Bárcena de Cicero, Potes, Rasines, Ruiloba y Santa Cruz de Bezana , localidades en las que los ganaderos enfrentan una situación crítica y continúan implementando medidas de bioseguridad y desinsectación para reducir la propagación. . Aunque las cifras actuales reflejan una mejora en comparación con el año anterior, los efectos en el sector ganadero son evidentes.
Cifras de contagio y mortalidad: una reducción significativa respecto a 2023
En lo que va de año, el brote ha dejado cifras más alentadoras. Según los datos oficiales, el número de animales afectados ha caído en un 79% en comparación con 2023 , año en el que se contabilizaron 12.171 animales infectados . Esta disminución sugiere que las medidas adoptadas por el Gobierno de Cantabria, como la vacunación y las estrategias de bioseguridad, están logrando su objetivo de reducir el impacto de la enfermedad.
La consejera de Desarrollo Rural, María Jesús Susinos , se ha mostrado optimista ante los avances, señalando que las cifras actuales son mucho menores y se espera que no superen el 40% de los casos registrados en 2023 . Este descenso ha sido posible gracias a la colaboración del sector ganadero y las intervenciones gubernamentales.
Medidas de bioseguridad y vacunación: un esfuerzo conjunto
Susinos ha destacado la importancia de mantener estrictas medidas de bioseguridad y la desinsectación de los transportes para minimizar la propagación de la enfermedad en el ganado. Las acciones coordinadas han permitido reducir no solo el número de contagios, sino también la mortalidad en la cabaña ganadera, evitando que el brote alcance las proporciones del año pasado.
Entre las principales medidas de contención destacan:
- Vacunación obligatoria en las zonas afectadas, con una inversión significativa en la adquisición de vacunas.
- Desinsectación y desinfección de vehículos y materiales de transporte ganadero, fundamentales para evitar la diseminación del brote entre localidades y explotaciones ganaderas.
- Controles y vigilancia en zonas afectadas, especialmente en municipios como Astillero, Bárcena de Cicero, Potes, Rasines, Ruiloba y Santa Cruz de Bezana, donde se ha concentrado la propagación esta semana.
La consejera ha enfatizado que las vacunas y tratamientos son efectivos y han sido esenciales para reducir el impacto de la enfermedad. Por ello, el Gobierno ha decidido sufragar todos los gastos asociados a la vacunación y desinsectación , aliviando así la carga económica que estas medidas suponen para los ganaderos.
Municipios afectados y acciones locales: una respuesta a nivel regional
Las autoridades locales de los municipios afectados han intensificado las campañas de información y control sanitario , especialmente en los municipios de Astillero, Bárcena de Cicero, Potes, Rasines, Ruiloba y Santa Cruz de Bezana, donde los casos han aumentado en la última semana. La coordinación con las organizaciones ganaderas de la región ha sido clave para mantener a los ganaderos informados sobre las prácticas de prevención y manejo de la enfermedad.
Además, la Consejería de Desarrollo Rural ha desplegado equipos de apoyo para supervisar la correcta aplicación de los tratamientos de desinsectación, así como para ofrecer asistencia técnica en el manejo de bioseguridad en las explotaciones ganaderas.
Comparativa con 2023: menos casos, pero la vigilancia continúa
Aunque el número de casos ha disminuido significativamente respecto a 2023, las autoridades mantienen un alto nivel de vigilancia y cautela . La consejera Susinos advierte que, pese a la reducción en los contagios, es fundamental no bajar la guardia. La complejidad de esta enfermedad emergente exige una respuesta sostenida para evitar un repunte de casos, especialmente en otoño, cuando las condiciones climáticas pueden favorecer su propagación.
El esfuerzo del Gobierno de Cantabria y la colaboración de los ganaderos ha permitido que el impacto sea considerablemente menor que el año pasado. Sin embargo, el riesgo de contagio sigue presente y se recomienda a los ganaderos mantener las medidas de seguridad y seguir las directrices sanitarias proporcionadas por el Gobierno.
Impacto económico: las pérdidas en el sector ganadero
La situación sanitaria ha tenido un impacto económico notable en el sector ganadero de Cantabria. Con 457 animales muertos, las pérdidas económicas se han incrementado debido al costo de los animales y los gastos asociados a las medidas de contención. El Gobierno, consciente de esta carga financiera, ha implementado programas de apoyo económico y subsidios para ayudar a los ganaderos a afrontar los costos de vacunación y desinsectación.
La Consejería de Desarrollo Rural ha destinado fondos para cubrir los gastos de vacunas, desinsectación y desinfección , así como el transporte de animales y la supervisión sanitaria. Estas iniciativas son parte del compromiso de la administración para proteger la cabaña ganadera y minimizar el impacto económico de la enfermedad.
El futuro del sector ganadero en Cantabria: un enfoque en la prevención
La situación actual destaca la necesidad de mantener una estrategia de prevención para el futuro del sector ganadero en Cantabria. Las autoridades regionales han expresado su intención de continuar con programas de bioseguridad y salud animal , con el objetivo de evitar brotes similares en el futuro y proteger a los ganaderos de posibles pérdidas.
La respuesta positiva ante el brote actual ha sido posible gracias a la cooperación entre los ganaderos y la administración, así como a la rápida implementación de medidas preventivas . De cara a los próximos meses, la Consejería de Desarrollo Rural planea reforzar la supervisión y control en las zonas ganaderas, asegurando que todos los actores del sector estén preparados para afrontar los retos sanitarios que puedan surgir.
