Recientemente se ha conocido el primer caso, desde 2013, de encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o “enfermedad de las vacas locas” en Irlanda, lo que un duro golpe para la industria ganadera en el país que recientemente había visto como se le abría el mercado de Estados Unidos.
El Ministerio de Agricultura irlandés ha destacado que se trataba de un “caso aislado de un solo animal”. La carne en cuestión había sido encontrado muerto en una granja al noreste del país a principios de junio . Sesenta y siete animales de la misma granja fueron sacrificados dando negativo en los análisis y siendo excluidos de las cadenas de alimentos y piensos, según afirmó el ministerio.