“Debate sobre el Estado de la Nación: Conejos y chisteras” Jose Manuel de las Heras, Unión de Uniones

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Los tres días de Pleno del Debate sobre el Estado de la Nación han pasado de puntillas por el sector agrario. Esto era algo que sucedía también habitualmente en debates[[{«fid»:»61175″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:485,»width»:728,»style»:»width: 300px; height: 200px; border-width: 5px; border-style: solid; margin: 5px; float: right;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]] pasados hasta el punto de que Unión de Uniones tiene entre sus propuestas, digamos «históricas», la de celebrar un debate sobre el estado de la Agricultura y el Medio Rural en las Cortes con carácter anual.

Durante el triduo del debate y las intervenciones de unos y otros, el sector agrario y el medio rural han tenido la misma presencia que la sal en la dieta de un hipertenso… si cae algún grano es por descuido. La cita del presidente a la PAC (de la que hablaré más adelante), alguna referencia de pasada de los partidos en el gobierno a medidas adoptadas que también llegan a nuestro sector y menciones de la oposición a los altos costes de producción, al fracaso de la ley de la cadena alimentaria y a la España Vaciada, por lo demás, poca cosa, aunque mi opinión, como agricultor y ciudadano del medio rural, reconozco que no es objetiva. Todos quisiéramos que lo políticos se ocupasen más de nuestros problemas, en lugar de tenernos tan entretenidos con los suyos

Pero quiero referirme a las palabras del presidente Sánchez, que en su intervención inicial, en la que desgranó una relación de medidas variopintas, y temporales las más de ellas (un nuevo impuesto a las entidades financieras y compañías energéticas, gratuidad de bonos transporte, una beca de 100 euros mensuales para estudiantes…), expresó su apuesta por el sector agrario para la salida de la crisis con las siguientes palabras. «Vamos a reforzar también nuestra autonomía alimentaria y, por ello, les anuncio que vamos a presentar una nueva y mejorada PAC para impulsar el campo español». .. y se quedó tan “oreao”.

Si el presidente no las supiera (que sí que las sabe) alguien debería decirle un par de cosas sobre la PAC nueva y mejorada.

La primera, que, aunque no hubiera guerra en Ucrania y no estuviéramos sufriendo las consecuencias de la pandemia (es difícil hablar de post-pandemia con la que tenemos encima) y el aumento de costes productivos y la inflación no se nos estuviera comiendo el bolsillo a «bocaos», la nueva PAC se habría afrontado igualmente sí o sí. Lo de la Reforma de la PAC es algo cíclico, que nos viene de ser miembros de la Unión Europea (que, dicho sea de paso, es quien la paga en su inmensa mayoría, aunque los impuestos que la financian sean de todos) y se lleva gestando desde al menos noviembre de 2017, cuando la Comisión publicó su Comunicación sobre el futuro de los alimentos y la agricultura en la UE. O sea, que no, que, en este caso, ni el conejo, ni la chistera de donde sale son de Sánchez.

La segunda cosa que quizás habría que susurrarle al señor presidente con permiso de sus escoltas es que, precisamente esa PAC nueva y mejorada de la que habla no está teniendo ninguna cintura con la presente crisis y sus causas. De hecho, hay voces, muchas, las de Unión de Uniones también, hasta la de nuestro ministro Planas (eso sí, de forma muy medida) que están pidiendo que en el escenario actual algunas de las premisas más ecologistas que han venido definiendo la Reforma, plasmadas en el Pacto Verde Europeo y sus estrategias, deberían repensarse, porque comprometen la seguridad alimentaria de la Unión Europea y la competitividad de nuestros sectores agrarios y agroalimentarios frente a terceras potencias comerciales… o sea, que pone en riesgo esa autonomía alimentaria que expresamente cita el presidente que va a reforzar

Además, la Comisión Europea, pese a que sigue sin haber publicado un estudio de impacto de sus estrategias verdes, persevera en su particular sostenella y no enmendalla en este asunto y acaba de proponer un nuevo reglamento que profundiza en esas cuestiones para reducir el uso de fitosanitarios en un 50% en la agricultura europea, algo que quiere implementar en el condicionado de las ayudas de la PAC nueva y ya veremos si mejorada. Y vendrán más propuestas similares. Lo mismo, al final, ni es un conejo lo que sale de la chistera.

Por último, quizás habría que recordarle a Sánchez que la forma en la que el Gobierno español ha decido aplicar la futura PAC en España no ha despertado grandes entusiasmos, por decirlo de una manera suave. Las críticas, por unos u otros motivos (la convergencia de derechos, la regionalización, los ecoesquemas, la ayuda redistributiva…) han sido importantes. Las nuestras, por ejemplo, parten de que se ha vuelto a perder la oportunidad de centrar los apoyos en los agricultores y ganaderos profesionales y con este barro ya va a ser complicado a quienes vivimos de esto que no nos llegue el lodo hasta el cuello en nuestras explotaciones por los recortes de ayudas y las mayores exigencias ambientales y éticas. O sea que, en todo caso, es un truco que no complace al respetable.

No trato de medir la atención de nuestros políticos, ni de nuestro presidente, por lo visto estos tres días. La vida pública, la acción de gobierno y las iniciativas legislativas no empiezan y acaban en el Pleno del Debate sobre el Estado de la Nación, pero sí es un termómetro que mide la temperatura política y que nos dice que es lo que pone calientes a los que dirigen la vida pública y toman las decisiones que nos afecta. Y, por lo que se ha visto, los del campo les ponemos poco a nuestros políticos y al que menos, seguramente, a nuestro presidente.

Jose Manuel de las Heras

Coordinador Estatal de Unión de Uniones


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