El queso es uno de esos alimentos imprescindibles presente en la nevera del 85 % de los hogares, aunque los niveles de consumo en España son muy inferiores a otros países de nuestro entorno. Existen curiosidades y beneficios poco conocidos de este alimento top de nuestra gastronomía y que todo turófilo (es decir, el buen “amante del queso”) debe conocer. La Organización Interprofesional Láctea (InLac) recuerda algunos aspectos sobre este producto en el marco de su campaña divulgativa “Quesea”, que trata de poner en valor el amplio abanico de propuestas elaboradas en cualquiera de los territorios de la geografía nacional.
Cinco preguntas para poner a prueba tu conocimiento sobre el mundo del queso
1.- ¿Cuáles son sus orígenes?
Un reciente estudio internacional publicado en Nature Research ha identificado, a través de vasijas, que el consumo de lácteos se remonta a hace 7.000 años, formando parte de la dieta de las primeras poblaciones neolíticas europeas. Desde entonces, la leche se ha consolidado como uno de los productos básicos para la alimentación humana, vital para su nutrición y, poco más tarde, también el queso en algunas de sus más de 2.000 variedades. Como curiosidad, ciertos tipos de quesos servían en la Edad Media como moneda de cambio y alimentaban a los peregrinos en tránsito hacia Santiago de Compostela. El descubrimiento de la pasteurización supuso un gran hito para la tecnología del queso, desarrollando nuevos procesos que han permitido obtener referencias marcadas por la calidad y seguridad alimentaria.
2.- ¿Cuánto queso producimos y consumimos en nuestro país?
España es hoy el sexto mayor productor de leche de vaca de la Unión Europea, sólo por detrás de Alemania, Francia, Holanda, Italia e Irlanda. Somos el segundo mayor productor de leche de oveja, por detrás de Grecia, y también el segundo en leche de cabra después de Francia, tal y como recuerdan desde InLac.
Nuestro país obtiene con esta materia prima alrededor de 185.900 toneladas anuales de queso de leche de vaca; 69.900 toneladas de queso de leche de oveja; 51.700 toneladas de queso de leche de cabra y 134.800 toneladas de quesos de mezcla.
La producción anual de quesos en España supera por tanto las 450.000 toneladas, y los españoles consumen alrededor de 7,8 kilos de media al año en alguna de sus 150 variedades, lejos aún de los 17,3 kilos por persona y año de la UE, con datos FAO. Islandia es el país del mundo que más queso consume hasta llegar a los 30,8 kilos por persona y año. El segundo y tercer puesto corresponden a Grecia (25,5) y Francia (23,7). Le siguen Austria (23,3), Italia (23,1), Finlandia (23,1), Alemania (21,7), Dinamarca (19,8), Suecia (19,8), Suiza (19,8), Bélgica (18,8) y Países Bajos (17,7).
3.- ¿Es bueno para nuestra salud?
El queso contiene proteínas de alto valor biológico y es uno de los alimentos con mayor concentración de calcio que existen: una porción de 100 gramos de queso equivale al requerimiento diario de una persona adulta. Por ello, es de gran importancia que el queso esté presente en la dieta de los niños, para garantizar su correcto crecimiento. Es un alimento rico en vitaminas A y D, que ayudan al cuerpo a absorber el calcio y a mantener huesos y dientes sanos. También contiene vitaminas del grupo B, como la B12, la B9 (ácido fólico), la B1 (tiamina) o la B2 (riboflavina).
4.- ¿Cuántas raciones de queso puedo tomar al día?
Conviene recordar que el ingrediente principal del queso es la leche y que esta es saludable. Las principales guías en alimentación y expertos recomiendan tomar entre dos y cuatro raciones al día de lácteos, dependiendo de la edad y circunstancias de cada colectivo. Una ración de leche equivaldría a 200-250 mililitros (una taza o vaso), mientras que la ración de yogur serían 250 gramos (2 yogures). Por lo que respecta a los quesos, la porción de semicurado o curado recomendada rondaría los 30 gramos y, la de queso fresco, sobre 60 gramos. Ciertas variedades deben limitarse si se padece algún tipo de enfermedad cardiovascular pero, en líneas generales, el queso es muy saludable.
5.- Una curiosidad: ¿me puedo comer la corteza del queso?
La legislación permite el uso de diferentes materiales para recubrir y tratar la superficie de los quesos. Si la corteza es natural, por regla general se puede comer, siempre teniendo en cuenta los gustos y la dureza de estas. Existen quesos que desarrollan la corteza en los procesos de secado, en entornos controlados, mientras que hay quesos de pasta prensada madurados, que se pueden recubrir con distintos materiales. Así, por ejemplo, el rulo de cabra es uno de esos quesos cuya corteza puede comerse, estas son blandas y de suave textura y lo mismo ocurre con quesos azules con moho. También existen quesos de corteza artificial, cuya superficie se recubre con algún material para preservar su interior, como ceras o parafinas. Aunque no pasa nada si te la comes (son de uso alimentario, de hecho), se recomienda seguir las indicaciones que marque el fabricante en el etiquetado para disfrutar de los quesos de origen nacional en todo su esplendor.