Ésta está siendo una campaña de recolección para olvidar, al final las producciones obtenidas, que en Palencia se asemejan a un año medio, van a ser lo de menos pero[[{«fid»:»61404″,»view_mode»:»media_original»,»type»:»media»,»attributes»:{«height»:216,»width»:234,»style»:»width: 234px; height: 216px; border-width: 5px; border-style: solid; margin: 5px; float: right;»,»class»:»media-element file-media-original»}}]] sí calará en todo el sector lo sucedido en lo referente a las diversas prohibiciones de cosechar que están amedrentando a todo el sector desde el día 16 de julio.
Desde ASAJA-Palencia estamos en total desacuerdo con las medidas tomadas por la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, comandada por el consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones. Un año “normal”, en monte y en la superficie situada hasta 400 del monte se permite la cosecha si no se alcanzan los 30 ºC y los 30 km/h de viento y los agricultores se sienten indefensos porque la definición de monte es tan amplia que “todo” es monte, o al menos así lo podría entender la autoridad competente.
Para darnos una vuelta de tuerca más, este año se ha optado por el camino más fácil, la prohibición, los primeros días, total, y los siguientes, parcial, y con ella se ha criminalizado al sector, algo que se está notando en la sociedad en las últimas semanas, donde se trata a los agricultores como pirómanos. Si la norma ya existe no tiene sentido realizar una prohibición extra basándose en unas previsiones meteorológicas que posteriormente se pueden cumplir o no, y metiendo en el mismo saco a toda Castilla y León, cuando en cada zona hay unas condiciones climáticas. Así no se evitan los incendios, simplemente se demoran las tareas de recolección.
Hemos llegado a un punto en que el sector tiene miedo de cosechar, no es justo. El agricultor realiza su trabajo, y una parte de él es la recolección. Cada día en que los cultivos están en su momento óptimo de cosecha, y ésta no se realiza, hay pérdidas de granos que caen al suelo. Además el cultivo está expuesto a riesgos climatológicos, como el pedrisco, y al disfrute por parte de la fauna salvaje.
Si se quiere que los agricultores se queden en casa de brazos cruzados cuando deben estar recogiendo la cosecha se debe habilitar una partida presupuestaria para pagar los daños acaecidos por la no realización de la cosecha a tiempo y además por los daños concretos que sucedan durante esos días. Porque aunque pueda parecer que prohibiendo sólo en una franja horaria la cosecha se puede realizar fácilmente esto no es así. Hay que recordar que el campo no es una fábrica y las condiciones climatológicas son las que son. Hay zonas donde es más que frecuente el rocío, algo que impide realizar la cosecha, y si a todas las horas en que hay esa humedad, añadimos las prohibidas, nos encontramos en que se puede cosechar muy poco tiempo al día.
El incendio es un riesgo que es inherente a una labor como la cosecha, y puede haber incendios teniendo menor temperatura y viento que la designada para hacer parar las máquinas por ley, de ahí lo absurdo de las prohibiciones que nos han impuesto. Aunque pueda parecer un tópico, las Administraciones deben apagar los fuegos en invierno y permitir el trabajo del campo en verano. Cuando los agricultores ven que las condiciones son peligrosas para cosechar, la cosecha se para. A nadie le gusta jugarse la vida y la cosechadora por un incendio, no hace falta que venga el político de turno a imponernos lo que tenemos que hacer.
José Luis Marcos Fernández. Presidente de ASAJA, Palencia