Asimismo, las precipitaciones de finales de octubre también dieron un respiro al sector ganadero y contribuyó a mejorar las condiciones de la dehesa del Valle de Los Pedroches, consolidando la bellota, haciendo que nazca hierba y termine de crecer.
Por tanto, esta agua ha permitido “una maduración lenta del fruto y del crecimiento de la hierba, que es complemento para la alimentación de los cerdos ibéricos en esta temporada aportándole calidad, lo que da tranquilidad a las fincas”.
Adell destacó, por tanto, las buenas condiciones para un jamón ibérico de bellota con “la máxima calidad y excelencia para competir con los mejores productos del mercado”.
Asimismo, se prevé que el hundimiento de las cotizaciones que se registró en 2020 cambie sus tornas en los próximos meses, ya que se espera que, desde el punto de vista comercial, se dé un giro de 180 grados.
Cabe recordar que el año pasado, el precio se redujo en un 50 por ciento, encontrándose, por tanto, el valor del ibérico en niveles muy bajos debido al cierre de la hostería y restauración a consecuencia de la pandemia del Covid-19 que causó una caída en las ventas trasladándose a los precios que percibían los ganaderos en la venta de sus animales.
La montanera es la última fase de la cría del cerdo ibérico en la que se deja pastar al cerdo en la dehesa para su engorde. La fase de montanera va desde octubre a febrero, coincidiendo con el periodo de maduración de la bellota, pero la duración de esta etapa varía con frecuencia en función de la climatología, que además es determinante para que los cerdos la cubran de una forma óptima.