
La industria agroalimentaria es uno de los pilares más importantes de la economía de Cataluña. Según datos del Idescat del año 2012, el sector genera 24.337 millones de euros al año y cuenta con 75.000 puestos de trabajo. Además, la industria agroalimentaria significa el 17% del PIB catalán. Gran parte de su fortaleza se basa en un sector agrario productivo muy potente y muy diverso. Esta realidad productiva se puede ver afectada por el cambio climático y el sector se deberá adaptar.
El cambio climático está provocando que aumente la temperatura y se reduzca la cantidad de agua disponible. Según explica el Robert Savé, de la Área de Medio Ambiente y Cambio Global del IRTA, se calcula que entre 2050 y 2070 en Cataluña habrá un 25% más de demanda de agua respecto a la necesidad actual. Además, los efectos del cambio climático no afectarán a toda Cataluña por igual, si no que habrá una regionalización que se deberá tener en cuenta. Frente a esta previsión, el sector agrario debe tomar medidas de adaptación para mantener la calidad de los conreos: cambiar las variedades de cultivo, reducir la emisión de gases efecto invernadero, mejorar la eficiencia del riego, incrementar el uso de aguas freáticas y regeneradas, intensificar la agricultura, aprovechar los conceptos de agroecología, reducir adobos y pesticidas y optimizar la oferta y la demanda, entre otras.