Poco a poco el trigo duro parece que recupera terreno en Castilla y León tras el fuerte bajón sufrido en los últimos años, en gran medida como consecuencia de la desaparición de la ayuda específica de la PAC, y que llevó a que Andalucía y Aragón concentren, actualmente, el 90% de la producción
Según los últimos datos ofrecidos recientemente por la Asociación Española de Técnicos Cerealistas, en 2017, las siembras en Castilla y León han crecido más de un 80% en comparación con el año anterior al pasar de las 4.463 hectáreas a las 8.070. Sine embargo, esa cifra apenas supone el 1,5% del total nacional.
En el conjunto de país hay, en la campaña objeto del informe, 424.021 hectáreas dedicadas a este cultivo lo que supone un incremento del 4,9% en relación al año anterior cuando fueron 404.339 has.
Andalucía aglutina, en estos momentos, el 63% de la superficie total española con 268.313 hectáreas a pesar de la leve bajada vivida en el último año del 2% desde las 273.377 con las que contaba en la campaña previa.
Casi el 30% de la superficie nacional reúne Aragón con 125.986 hectáreas con un crecimiento en la última campaña del 17% desde las 107.381 registradas en 2016.
Como sucede con la otra Castilla, en La Mancha se aprecia esta campaña un más que significativo crecimiento de este cultivo que gana un 60% de superficie hasta alcanzar las 9.668 hectáreas.
Entre las regiones más productoras sólo falta citar a Extremadura que con las 9.100 hectáreas contabilizadas reúne el 2,2% del total nacional pese a la disminución del 9% en la superficie vivido entre 2016 y 2017.
En la campaña 2017 la producción se ha situado en las 1.230.800 toneladas lo que supone un aumento del 44% en relación las 850.200 anterior.
Uno de los aspectos más destacados es la alta utilización de semilla certificada que llega al 80%, mientras que, en el caso del trigo blanco, apenas llega al 30,7%
