La temporada de la castaña ha comenzado con graves dificultades para los productores de Málaga, especialmente en zonas como el Valle del Genal y la Sierra de las Nieves. La Unión de Agricultores y Ganaderos de Málaga (ASAJA Málaga) ha advertido que, si no se toman medidas urgentes para combatir las plagas, enfermedades y la falta de agua, el cultivo del castaño podría desaparecer de la provincia en las próximas décadas, dejando un vacío económico y cultural en estas regiones.
Los principales problemas que enfrenta el sector castañero malagueño son la plaga de la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus) y la enfermedad de la tinta (Phytophthora cinnamomi), ambas plagas devastadoras que están afectando a los árboles de castaño en todo el territorio. A esto se suma la escasez de agua en la temporada crítica del otoño, lo que agrava aún más la situación.
El Impacto de la Avispilla del Castaño y la Enfermedad de la Tinta
La avispilla del castaño ha sido una de las plagas más dañinas en los últimos años, atacando directamente los brotes y debilitando los árboles. Aunque se han implementado métodos de control biológico, como la suelta de insectos parasitoides, los esfuerzos no han sido suficientes para frenar su avance. Además, la enfermedad de la tinta, un hongo que infecta las raíces de los castaños, está causando una mortalidad significativa en los árboles. Este hongo limita la capacidad de los árboles para absorber nutrientes y agua, debilitándolos hasta su muerte.
La enfermedad de la tinta es actualmente la mayor preocupación para los productores de castañas, ya que no solo afecta el crecimiento y la calidad del fruto, sino que también amenaza la supervivencia a largo plazo del cultivo. Según ASAJA Málaga, si no se intensifican los esfuerzos para combatir estas plagas, el castaño podría convertirse en un cultivo testimonial en las próximas décadas.
A las dificultades biológicas se suma un problema socioeconómico. La falta de rentabilidad del cultivo ha llevado a muchos productores a abandonar sus explotaciones. El costo de mantenimiento de los castaños —incluyendo la poda, el desbroce y el control de plagas— supera con creces los ingresos obtenidos de la venta de castañas, lo que ha provocado una reducción en la superficie cultivada.
En el Valle del Genal, uno de los principales centros de producción de castañas de Málaga, se observa una tendencia alarmante de despoblación, lo que complica aún más el panorama para la recolección y el mantenimiento de las plantaciones. La falta de mano de obra cualificada para tareas como la poda y la recolección del fruto está dificultando aún más la rentabilidad del sector.
En algunos municipios, como Genalguacil, el 80% de los castaños necesitan una poda severa para intentar salvarlos, pero este proceso es costoso y no garantiza la supervivencia de los árboles. A pesar de los esfuerzos, las pérdidas en la producción son alarmantes. Según el balance agrario de ASAJA Málaga, en 2023 se produjeron solo 400 toneladas de castañas en comparación con las 1.500 toneladas del año anterior, y se prevé que esta tendencia continúe en 2024.
Desde ASAJA Málaga, se ha hecho un llamamiento urgente a las autoridades para que intensifiquen las medidas de lucha contra las plagas y enfermedades que afectan al castaño. La organización ha solicitado un mayor apoyo técnico y financiero para los agricultores y una mejora en los programas de control biológico para frenar la expansión de la avispilla del castaño.
Asimismo, ASAJA insta a las autoridades a implementar políticas más efectivas de gestión del agua, dado que la escasez de recursos hídricos es otro factor que está contribuyendo a la crisis del sector. Los agricultores necesitan una mejor gestión de los recursos hídricos, especialmente durante los meses críticos para el desarrollo de la castaña.
Si no se toman medidas urgentes, el futuro del cultivo del castaño en la provincia de Málaga es incierto. Los expertos advierten que, de seguir la tendencia actual, la producción de castañas podría desaparecer en las próximas décadas o reducirse a una actividad marginal. Esto no solo tendría un impacto económico devastador para los agricultores locales, sino que también afectaría negativamente a la biodiversidad y al paisaje rural de la zona.
La castaña ha sido un cultivo tradicional en el Valle del Genal y la Sierra de las Nieves durante generaciones. Su desaparición no solo implicaría una pérdida económica, sino también un golpe a la identidad cultural y a las tradiciones locales asociadas a la recolección de este fruto.
ASAJA Málaga subraya que el cultivo del castaño es vital para la economía local y para la conservación del paisaje rural. Por ello, es imprescindible que las autoridades competentes actúen con rapidez para evitar el colapso del sector. Entre las medidas propuestas se encuentran el fortalecimiento de los programas de control biológico, una mayor inversión en investigación agraria para combatir la enfermedad de la tinta, y el apoyo económico directo a los agricultores afectados.
El futuro del cultivo del castaño en Málaga está en juego, y sin un compromiso firme por parte de las instituciones, el panorama para los próximos años es sombrío. Los productores de la provincia confían en que las autoridades tomen conciencia de la gravedad de la situación y actúen para preservar una actividad agrícola que forma parte esencial del patrimonio natural y cultural de la región.