
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Castilla y León ha dado la voz de alarma: esta campaña cerealista puede convertirse en una ruina económica a pesar de que la producción será una de las más altas de la última década. Un estudio técnico elaborado por la organización agraria pronostica que los agricultores castellanos y leoneses perderán cerca de 1.000 millones de euros como consecuencia del desplome especulativo de los precios del grano en los mercados, que se sitúan muy por debajo del umbral mínimo de rentabilidad.
Según las estimaciones de COAG, la comunidad autónoma recolectará este año entre 8,1 y 8,5 millones de toneladas de cereal, cifra similar a la obtenida en la histórica campaña 2019-2020, aunque con una superficie sembrada algo menor: 1,7 millones de hectáreas frente a las 1,8 millones de entonces.
Este notable volumen de producción, que duplica ampliamente al de la sequía de 2023 y supera en más de un 20% al del año pasado, se debe principalmente a las óptimas condiciones climáticas registradas durante la campaña agrícola. Aunque las precipitaciones no han sido especialmente abundantes, sí han estado bien distribuidas a lo largo del ciclo de cultivo, cayendo en los momentos de máxima necesidad para el desarrollo de los cereales de invierno.
A pesar de las apariencias, “no ha llovido mucho más de lo habitual, pero sí ha llovido bien”, explican desde COAG. Las condiciones han permitido un desarrollo óptimo de los cultivos sin tener que recurrir en la mayoría de los casos al riego artificial, lo que ha supuesto un ahorro importante para las explotaciones, tanto en consumo de agua como en costes energéticos.
Con un rendimiento medio previsto de entre 4,7 y 5 toneladas por hectárea, los campos de trigo, cebada, avena y centeno presentan un excelente aspecto general. Lo mismo ocurre con otros cultivos como las leguminosas y la colza, que también muestran unas perspectivas de producción muy favorables.
Además, el estado de los embalses en Castilla y León es excepcional para esta época del año. Las reservas de agua superan el 90% de su capacidad, lo que garantiza abastecimiento para el verano y da cierto margen para futuras campañas.
Campaña de cereal
Sin embargo, y en un giro dramático, los buenos datos de producción no se traducirán en beneficios económicos, sino en pérdidas millonarias para los agricultores. El motivo es la caída especulativa de los precios del cereal, que ya se encuentra en niveles de derribo y podría continuar desplomándose cuando llegue el momento más intenso de la campaña de cosecha, entre julio y agosto.
Actualmente, las lonjas de Castilla y León cotizan la cebada entre 180 y 190 euros por tonelada, y el trigo entre 197 y 210 euros por tonelada, en función del tipo y la localización. Son cifras que, según COAG, están muy lejos del precio mínimo necesario para que el cultivo sea rentable, que los técnicos de la organización sitúan en torno a los 300 euros por tonelada.
“La diferencia es brutal. A estos precios, los agricultores no solo no ganan dinero, sino que pierden. Estamos hablando de una brecha de más de 100 euros por tonelada, lo que supone pérdidas millonarias cuando se multiplica por millones de toneladas producidas”, denuncian desde COAG.
La organización agraria advierte de que el hundimiento de los precios se está viendo agravado por la anticipación de una campaña abundante no solo en España, sino en muchos países productores, lo que está generando un ambiente de especulación a la baja en los mercados internacionales.
Además, cuando comience la recolección a gran escala, muchos compradores y almacenistas podrían reducir aún más los precios ante la dificultad de gestionar grandes volúmenes de grano y la falta de infraestructuras de almacenamiento suficientes. En ese escenario, COAG estima que podría haber una nueva caída del 10% en los precios, situando la cebada por debajo de los 180 euros por tonelada y el trigo incluso por debajo de los 190 euros.
“Nos enfrentamos a una tormenta perfecta: buena cosecha, precios internacionales bajos, presión especulativa y un mercado interior totalmente desregulado que no protege al productor”, alertan.
El informe elaborado por COAG concluye que los agricultores de Castilla y León podrían dejar de ingresar hasta 890 millones de euros si se consolidan estos precios de mercado, una cifra que pone en jaque la viabilidad económica del modelo agrario de la región.
“Este año no podemos hablar de malas cosechas, ni de sequía, ni de bajas producciones. Este año la ruina viene directamente de los precios y del mercado. Es una ruina especulativa que puede ser aún más dolorosa porque llega en un año donde todo lo demás ha funcionado bien”, explican fuentes de la organización.
Ante esta situación, COAG reclama medidas inmediatas por parte del Gobierno central, de la Junta de Castilla y León y de las instituciones europeas. En primer lugar, exige la revisión y cumplimiento efectivo de la Ley de la Cadena Alimentaria, de forma que ningún agricultor cobre por debajo de sus costes de producción.
Además, la organización agraria insta a reforzar los mecanismos de defensa comercial frente a importaciones procedentes de terceros países, especialmente en momentos de tensión de precios. También plantea ayudas directas, créditos blandos y moratorias fiscales para las explotaciones más vulnerables, así como una mejora en la planificación del almacenamiento y la logística de grano.
“Los agricultores no pueden seguir siendo los paganos de un sistema que solo protege a los eslabones más fuertes de la cadena. Si este año se produce mucho pero se cobra poco, será una ruina aún más incomprensible y frustrante que una mala cosecha”, concluyen desde COAG.
La organización ha iniciado ya una ronda de contactos con otras OPAs, cooperativas y entidades agrarias para consensuar una respuesta coordinada, y no descartan movilizaciones si no se articulan soluciones antes del inicio de la recolección.