PAC para hoy…

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 …y hambre para mañana. Tampoco soy tan catastrofista. La PAC ha traído muchas cosas buenas al campo. No creo que nadie lo dude. Pero también tiene una cara B. No es por culpar de todos los males a Bruselas, pero la aplicación de la PAC ha coincidido en el tiempo con una serie de cambios en el medio rural no siempre a mejor. Me explico.

Hace pocos años ibas a un pueblo en verano, por lo menos en mi zona, y veías algo de ambiente. Entre los que viven todo el año y los que en verano vienen al lugar del que descienden, algo de ambiente había. Pero la imagen de gente a la puerta de casa con los taburetes, a la fresca, queda cada vez más en el olivo, para un capítulo del Cuéntame.

Antes verías por la noche gente paseando por la carretera, en la fuente, junto a la ermita o en los bancos de la plaza. Ahora, no sé por qué, pero cada vez menos. Incluso en los pocos pueblos que han crecido en habitantes, aunque haya sido por el boom urbanístico en el entorno de las capitales, o en los que todavía vienen los veraneantes. El problema es que los hijos que emigraron vuelven, los nietos prácticamente solo en verano y a partir de ahí, poco.

Ojalá me equivoque. Pero ese aumento de jóvenes que se incorporan al sector agrario en los últimos años, gracias a las ayudas de la PAC, lo siento, pero no le veo por los pueblos. Ni en verano.

Blog de Luis Ángel Reglero

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