A pagar los de siempre…

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Estamos en plena polémica por el veto ruso a las importaciones de productos agrarios comunitarios y las consecuencias que pueden tener para el sector.

La sensación que nos da es que, simplemente, siempre pagan los mismos, los más débiles y en este caso son los agricultores y ganaderos que sin comerlo ni beberlo se han convertido en ese “peón” imaginiario del mapa geoestratégico que no importa sacrificar si se consigue con ello una mejor posición en el tablero.

Ese cierre de fronteras llega en un momento lleno de polémica al repetirse, los ya creíamos olvidados, vuelcos de camiones con fruta española por parte de los agricultores franceses, confundidos completamente pues sus enemigos están mucho más de cerca de lo que piensan, que miren la actitud que mantiene en este tema la gran distribución, y no son sus homólogos del sur de los Pirineos que, como ellos, están pasando por una campaña muy complicada con precios muy bajos, a lo que ahora se suma la “medida venganza” del todopoderoso Putin.

Así que, como casi siempre, los agricultores y los ganaderos van a ser los sacrificados en esta batalla Occidente – Rusia que recuerda escenas más propias de la Guerra Fría, por mucho que desde Bruselas se anuncien medidas, retirada de fruta y verdura de temporada, por cuantías que superan los 125 millones de euros.

La gran duda que surge, sobre todo desde aquellas comunidades autónomas que no tienen tantas frutas y hortalizas, es que va a pasar con otras actividades que se van a ver afectadas de forma indirecta, siempre mucho más complicado de medir y pesar, por el citado veto. Qué va a pasar con el azúcar, la leche, el porcino… pues es fundamental tener en cuenta que no sólo se pierde lo que se venden directamente, en este caso al consumidor ruso, sino también se inicia una dura competencia, y ya sabemos como se las gastan nuestros vecinos del norte, con las producciones de franceses, holandeses, alemanes… que  no van a poder vender sus productos en el citado país y van a buscar de forma desesperada una salida pues los mercados internos no van a ser capaces de absorber esos stocks que tradicionalmente marchaban al este.

Como ven otro verano complicado que se suma a una mala cosecha de cereal tanto en producción como en valor de la misma, con la sequía y el pedrisco como desagradables actores invitados; un más que preocupante arranque de la patata con precios ya de inicio por los suelos; la amenaza de la supertasa en el caso de los ganaderos de vacuno de leche; la delicada situación del vacuno de carne o el girasol… aunque no es menos cierto como hemos visto una cierta recuperación de un sector fundamental para Castilla y León como es la remolacha y una vendimia que parece que, adelantada, pero que anuncia buenas perspectivas…

Cal y arena para un sector que está acostumbrado como pocos a unos vaivenes que soporta con un estoicismo realmente admirable, siempre con la esperanza de que la próxima campaña, la próxima cosecha, sea mejor…

Blog de José Ignacio Falces

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