Simón, el cireneo

1 1 3

Responsable directo, pero que muy directo, de la muerte de decenas de miles de personas, Fernando Simón se ha convertido, por méritos propios y dejación de funciones de sus jefes, en el personaje menos apreciable y menos deseable de la reciente historia de España.

Su gestión, es un decir, de la pandemia a la que nos enfrentamos, se ha circunscrito a una suerte de estrellato audiovisual en el que la falta de estrategia sanitaria ha sido cruelmente sustituida por una suerte de ocultación de datos, salidas de tono, comentarios carentes de gracia, desplantes a los periodistas (no así a otros formatos de la comunicación) y una sinfín de vaivenes que se han saldado con esa sangría de vidas humanas y una inabarcable crisis económica cuyas causas, seamos justos, no son sólo atribuibles al desafortunado y supuesto doctor.

Entre aquel ya manido pronóstico de los pocos, pocos contagios que se iban a producir y la última boutade relativa al mortífero 8-M y la Semana Santa, la trayectoria vital de Simón ha transcurrido entre actuaciones estelares en la televisión, nunca en programas de profundidad; chistes no machistas, pero sí guarros, sobre sus frustradas relaciones con las enfermeras, o unas vacaciones de lujo en Portugal, entre olas que sí reconoce, las del Atlántico. Y mientras, España se muere a chorros, a mareas.

Lo último, para justificar la más que probable masacre que va a producir el 8 de marzo de este año, ha sido comparar las temidas manifestaciones del próximo lunes, con desfilar debajo, ha dicho, de un paso. Pues mire, emulando sus palabras de hace ahora un año, en Castilla y León, y no es broma, son sólo dos o tres cofradías las que desfilan con sus imágenes a costal, es decir, con los hermanos debajo de la imagen. El resto, Simón, van a varal, es decir, en superficie, o a ruedas, con mayor distancia, por tanto. Y, para esta Semana Santa, andan dando vueltas a la cabeza para buscar soluciones alternativas: que si más ruedas, que si parihuelas, que si nada, en la mayoría de las hermandades.

Visto que el no menos responsable Salvador Illa no se lo va a llevar a Cataluña, más que nada porque no va a formar gobierno, Simón honra ahora su apellido y hace de Cireneo. Así, mientras aquel Simón de Cirene del primer Viernes Santo compartía a cuestas la Cruz de Jesús, este Cireneo del siglo XXI lleva en volandas un virus que, de celebrarse el 8-M, disparará, sin duda, los contagios, ingresos y muertes allá por el 22 ó 23 de este mes. Si hacemos caos a una universidad nada sospechosas de ser opositora como la tarraconense Rovira i Virgili, nos esperan otros 30.000 muertos de una sentada.

De este modo, don Simón pasaría de tinto de verano a virus de temporada o, por qué no, de una eternidad. Pero todo sea por la causa.

Blog de Ángel Cuaresma

Deja un comentario

Share This