“Siéntense a desayunar”

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Han pasado ya dos mañanas de mayo. Dos ocasiones de oro perdidas. Dos amaneceres en los que Alberto Núñez Feijóo y Santi Abascal hubieren desplegado sus dotes amatorias en un pantagruélico desayuno en un discretito y chic hotel de Madrid. ¿Para qué? Para lo que están pensando, no. Antes bien, para hablar de lo suyo, que es, en definitiva, de lo nuestro.

El domingo, quienes hablaron, fueron los votantes, y éstos, nosotros, les dimos una instrucción muy clara: pónganse de acuerdo y pacten allá donde puedan, que es en casi todas partes, llámense autonomías, diputaciones, ayuntamientos o cabildos insulares. Olvídense de presiones, hagan oídos sordos a contertulios de jornada y tertulianos de cuota partidista: pacten.

Porque, mientras ustedes se lo piensan, que es la forma suave de decir se la cogen con pinzas, Sánchez, siempre más listo, y no diré ‘más malo’ porque es una expresión gramaticalmente incorrecta, ya se les ha adelantado y ha convocado elecciones generales.

Ha cabreado a todo el mundo, sí. Ha enfadado a quienes tienen las vacaciones programadas o a punto; a quienes, sin salir de una, nos metemos en otra vorágine de trabajo; a los suyos y a los contrarios. Puede que hasta haya dejado a su partido sin tiempo material para organizarse y sobreponerse del shock. Incluso, deja a una parte de sus hasta ahora socios en una posición de extrema debilidad, además de extrema izquierda. Ha molestado a todos, sí, pero es el que manda y, con esta decisión aparentemente tan errónea, consigue varias cosas.

A saber: removiliza a militantes, simpatizantes y, muy especialmente, a los barones que, de esta guida, soslayarán rebelarse pues ello no es propio de una campaña electoral. Evita estar días y días hablando del éxito del bloque de la derecha que conforman PP y Vox.

Pero, sobre todo, y creo que esto es lo más importante de la sanchista decisión, pone su propia y no pequeña china en el camino al proceso de pactos. ¿Por qué? Muy sencillo: al tiempo que las formaciones de Feijóo y Abascal negocian, de manera globa o por separado, la conformación de gobiernos regionales, provinciales y locales, estos mismos partidos deben confeccionar listas, que también son provinciales, para competir entre sí.

No es tonto Sánchez, no. Por eso, insisto, hay que ponerse de acuerdo. Urge quedar a desayunar.

 

Blog de Ángel Cuaresma

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