Pata negra

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No es especialmente sencillo explicar en qué consiste la nueva norma de etiquetado del ibérico aprobada por el Consejo de Ministros pero entiendo que de ello el lector ya tiene cumplida información a través de este y otros medios de comunicación. De entrada, les diré que, aunque no sea la postura aparentemente mayoritaria en nuestra región, no me parece mal que se extreme el rigor para determinar la calidad de un producto puesto a la venta, en ocasiones incluso fuera de España.

Es verdad, como con acierto se ha dicho en las páginas de Agronewscastillayleón, que son muchas, demasiadas, las familias que atraviesan por serias dificultades económicas pero, con ser esto cierto, no lo es menos que el consumidor es cada vez más exigente y, aun con sus escasos recursos, no consiente que le den topillo por liebre. Por eso, es necesaria una norma que establezca la verdadera calidad de un producto y, si es pata negra, lo es y, si no, pues no lo es y así queda reflejado.

Sin embargo, creyendo que es esto verdad, no deja de sorprendernos, al menos a los que estamos en este mundo de la información agropecuaria, que la norma, teniendo su punto de razón, esté hecha a la medida de Andalucía, la región de la que procede el ministro de Agricultura, quien, digan lo que digan las encuestas, cada vez tiene menos posibilidades de ser el cabeza de lista del PP a la Europeas. Bendito sea por siempre Mayor Oreja, la esperanza azul para paliar el batacazo del partido que no por bajar en votos dejará de ganar los comicios. Digo yo.

Pero volvamos a lo nuestro. Lo más llamativo de la nueva instrucción gubernamental es esa parte en la que parece que no se da demasiada importancia a la alimentación del bicho. El sector ganadero y el de la industria alimentaria llevan años, décadas, siglos, presumiendo de la importancia de cuidar al animal, de vigilar lo que come y cómo lo come y, ahora, después de habar avanzado, y mucho, en limpieza, en higiene, en sanidad animal, ahora, insisto, eso ya no es tan importante.

No es esta la única decisión de este ministro que beneficia a su región. Entiendo que no es personal, que no es por perjudicar a la nuestra, pero hay daños colaterales. Ya sé Andalucía es una comunidad más poblada que Castilla y León, que hay muchos más votos en juego, pero, que no se engañe el ministro, allí las posibilidades son las que son y, si es de eso de lo que se trata pues ustedes verán.

Y esto vale para la norma del etiquetado del ibérico y para las elecciones en el campo. Pero, de esto último, ya hablaremos otro día.

Blog de Ángel Cuaresma

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