OTAN, de entrada, sí

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Utilizo, matizado, claro, un viejo, viejísimo, eslogan para escribir unas breves reflexiones sobre la cumbre de la OTAN celebrada esta semana en Madrid y los acuerdos referidos a España que, creo, no han sido suficientemente aclarados.

Por ir de menor a mayor, algunos medios se han centrado en el falso debate sobre si la imagen de España ha salido o no reforzada. Falso porque no se trataba de eso y falso porque, si la imagen de un país, el nuestro, en este caso, ha salido reforzada o no es algo tan subjetivo como los análisis de quienes lo impulsan.

En segundo lugar, las conclusiones que podríamos denominar internacional. Pues ya lo han visto, oído y, espero, leído. Los otanistas (no confundir con onanistas) revelan que la guerra es muy mala, que Putin es aún peor y que Rusia no va a ganar la guerra. De acuerdo. Ojalá. Pero lo dicen quienes tienen la facultad de ganarla y, aún mejor, quienes tuvieron ocasión de evitarla antes de que comenzara. Pero, claro, Putin es comunista y tampoco era plan hacerle cosquillas, Y, hablando de comunistas, nos dicen que el segundo mayor peligro es China, por su potencial comercial (económico) traducido a poderío militar. Ya, eso decía Trump y tampoco se hizo nada al respecto.

En cuanto al yihadismo, que digo yo que ganaría en esta clasificación de peligros públicos, tampoco se apunta nada en la declaración final aunque sí se habla del cambio climático. No falta quien diga que, en la próxima cumbre, se analizará el uso de tanques híbridos y, en la siguiente ya eléctricos del todo. Pero, eso, ya para cuando entremos en Ucrania y conectemos los blindados a lo que quede de los edificios.

Y llegamos, ahora sí, a lo nuestro, a casa, a Ceuta y Melilla. Decía el secretario general de eso que llamamos Alianza, Jens Stoltenberg, que el artículo 5 del Tratado de Washington establece que la OTAN defenderá la integridad territorial de los países que forman parte de la misma. Pero obviaba, es de suponer que con toda intención, que el Tratado de Adhesión de España, rubricado allá por 1986, no incluye, por decirlo suavemente, a Ceuta y Melilla, que no es lo mismo que decir que las excluye expresamente.

Dicho esto, ¿la imagen de España ha salido reforzada? Hombre, al menos los coches de los asistentes pudieron entrar en Madrid central.

Blog de Ángel Cuaresma

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