“Obligados a retratarse”. La espiral tiránica del Gobierno de Venezuela tras la supuesta victoria de Edmundo González obliga a retratarse, y de qué manera, no sólo al Gobierno ‘colega’ de España sino, esta misma semana, a la siempre poco fiable Unión Europea.
Uno, que tampoco está muy convencido de que González Urrutia haya sido el vencedor, no se nos olvide la capacidad de las dictaduras de izquierda (pleonasmo) por cautivar a sus víctimas, no deja de sorprenderse por otra capacidad, la de dar la vuelta a la tortilla. Me explico: a nadie se le escapa que España, su Gobierno, no es precisamente el mayor enemigo del régimen de Maduro, y no sólo por los apoyos incondicionales del ex presidente Rodríguez Zapatero. Pues bien, ha bastado una más que discutible maniobra, la huida, discutible pero comprensible, del líder opositor para que nos lo hayan querido vender como un éxito del Gobierno de España siempre comprometido con la democracia y los derechos humanos en el país hermano.
Claro, la venta fue tan rápida que duró poco, muy poco, lo que tardó el ministro Albares, el de Asuntos Exteriores, en declararse incompetente, es decir, en mostrarse incapaz de decir si Venezuela es o no una dictadura. Dijo algo así como soy el último en saberlo. Hombre, un ministro, y de Exteriores, el último en saber definir un régimen… Siempre nos quedará Margarita Robles quien, por cierto, sigue sin dimitir de un Gobierno que parece le sienta tan mal.
Retratado, pues, el Ejecutivo de España, ahora tiene que hacerse la foto la Unión Europea, esa UE incapaz de hacer nada por Ucrania, esa incapaz de defender la democracia en Israel, esa incapaz de frenar la competencia desleal de los productos chinos, esa incapaz de saber quién va a ser su mejor aliado en Estado Unidos… A la decisión de esa Unión Europea es a la que espera Sánchez para reconocer la victoria de Edmundo González y condenar los crímenes de lesa humanidad de Nicolás Maduro y su troupe.
Mientras, a la hora de redactar este artejo, no parece que la diplomacia española, la de Albares, haya hecho mucho por exigir, conseguir, la puesta en libertad de los dos ciudadanos españoles detenidos ilegalmente en Venezuela. Da igual si sin agentes del CNI, turistas o trabajadores de una petrolera (de esto de las petroleras ya nos escribimos otro día), no pueden permanecer un minuto más en las cárceles del chavismo.