No me lo puedo creer

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Como ustedes saben, los hombres y mujeres del campo tienen una acusada fama de llorones. Creo no equivocarme si afirmo que esta descripción no suele hacerse con ánimo peyorativo y, si así fuera, habría que recordar lo que tantas veces hemos dicho en estas líneas, que el del campo es un oficio al aire libre sometido a todo tipo de imprevistos.

Esta actitud de las gentes del medio rural se traduciría en una permanente queja (habitualmente cargada de razones) sobre su producción, los precios o los efectos de la meteorología. Y todos sabemos lo que un agricultor quiere decir cuando asegura que “el año no ha sido malo del todo”; entonces, es seguro que la cosecha ha sido de órdago a la grande.

Sin embargo, estos días hemos leído unas declaraciones que, al menos a mí, me han roto todos los esquemas sobre esto que les digo. El presidente regional de Asaja, Donaciano Dujo,  que hacía balance del año en un acto de su organización en Palencia, aseguraba que “los malos momentos han acabado y se presenta un futuro más esperanzador para nosotros y nuestros hijos”. Dujo, un hombre de respetable trayectoria al frente de Asaja, no es persona dada al elogio gratuito y no podemos negarle que se las ha tenido tiesas con los dirigentes políticos, incluidos aquellos del partido al que Asaja sería teóricamente afín, que es, por otra parte, el que gobierna en casi todas las instituciones del ámbito regional.

¿Quiero ello decir que la previsión del año que está a punto de empezar es de lo bueno lo mejor? Yo no lo sé y dudo de que alguien pueda avanzarlo con rigor pero, en el ámbito de la macroeconomía, los analistas empiezan a ver una ligera recuperación, todavía aún invisible en la micro, es decir, en nuestro día a día. Pero nada más cercano a la actividad diaria que la de los agricultores y ganaderos y, al menos a decir de uno de sus líderes, “vamos a salir adelante”.

Es verdad que ese “vamos”, en primera persona, hacer recaer la responsabilidad en los profesionales, en las familias, en la iniciativa privada; pero ello, por tanto  significa que, sin exonerar de responsabilidades a administraciones y políticos, son, una vez más, empresarios y trabajadores los que harán que la recuperación, que no es cosa de un día ni de dos pero no imposible, sea una realidad.

Habló el bueno de Dujo del proyecto de Ley Agraria, del que dijo que “no es tan ambiciosa como hubiéramos querido pero es importante”; habló de  la liquidación de las ayudas de la PAC y su nueva reforma, habló de la vuelta de los jóvenes al campo, algo a lo que en su día también se refirió la consejera del ramo, Silvia Clemente… En fin, no diré yo que Dujo sea el Emilio Botín de Castilla y León, qué más quisiera él, supongo, pero en optimismo, aunque más contenido, no le va a la zaga. Ojalá acierte.

Blog de Ángel Cuaresma

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