Llueven euros

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Llueven euros. Esta es la frase que más he podido escuchar durante los últimos días de abril entre las gentes del sector. Sí, sí, ya sé que, hasta que la cosecha está en el silo, e incluso en ese momento, no se puede cantar victoria, pero no se me negará que la lluvia de abril y de primeros de mayo es una bendición del cielo, nunca mejor dicho, que ha cambiado la cara que los agricultores tenían al inicio de la primavera.

Además, puesto a exigir y aunque nunca llueva a gusto de todos, podríamos decir que ha sido casi a la carta. El agua respetó la Semana Santa, otro de los grandes pilares de nuestra economía, y hasta dejó de caer en más fechas señaladas del calendario, como el 23 de abril, Día de la Comunidad. Recordarán que, el 22, coincidiendo con el desarrollo del acto institucional, descargó algo así como la mundial,  sin ir más lejos, en el entorno del Auditorio Miguel Delibes. El 23, jueves para más señas, amaneció con niebla pero las horas dejaron paso a un día radiante que animó a muchos ciudadanos a desplazarse hasta las campas de Villalar de los Comuneros.

Hombre, si se trata de poner pegas, llovió el 1 de mayo pero no creo yo que esta fuera la causa de la escasa asistencia a las manifestaciones. Ya saben ustedes que los no correctamente llamados sindicatos del campo, es decir, las organizaciones profesionales agrarias, tienen desde hace décadas mucha más capacidad de convocatoria que los también no correctamente llamados sindicatos de clase. Quizá porque las reivindicaciones del campo están más del lado de los intereses ciudadanos, no sólo del sector, que las de aquéllos.

Pero, volviendo a la lluvia, insisto en que, hasta la recogida, puede pasar cualquier cosa pero estamos en unas fechas en las que casi todo lo que caiga es positivo, Aunque apedree, me dicen, no sería perjudicial pues el producto aún se encuentra en un estado incipiente. Claro, no seríamos agricultores o ganaderos si viéramos todo de color rosa. También me cuentan que hay parcelas, aisladas, sobre las que no se han detenido las nubes; hay quien lo achaca, incluso, a los ‘molinos de viento’. Ay, madre, que ese es otros asunto. Pero son pocos los que se atreven a aseverar que alguna hectárea ya no tenga remedio.

Lo dicho: agricultores y políticos, gentes de a pie de campo y responsables de la Consejería insisten en que, estos días, llueven euros, y esto es muy importante para el sector en particular, que no es poco, y para el conjunto del PIB regional.

Blog de Ángel Cuaresma

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