Allá por la década de los 80, decía José María García (obviaré cualquier referencia a sus sucesores) que las siglas de la UEFA significaban algo así como ‘Unión Especuladora de Fútbol Antiespañol’. Hoy, con todo lo vivido, habría que concretar más y traducir antiespañol por antimadridista, y no sólo aplicado al fútbol.
No escribiría este artículo de hacer perdido el Real Madrid, es decir, España la hoy denominada ‘Champions’, pues podría interpretarse como rencor pero, dado que el triunfo ha sido inapelable, aunque contra el Madrid nunca se sabe y no descarto recurso, valgan unas líneas para describir el escenario, que no es precisamente deportivo, en el que tiene que moverse el dañado fútbol patrio.
Antes de nada, les diré que no es culpa exclusiva de la malhadada UEFA lo sucedido en los alrededores del estadio y en las horas previas al feliz partido. Aquí, las responsabilidades son compartidas por una administración históricamente ineficiente, más o menos desde 1789, por no decir directamente inútil, como es la francesa. Pero es que la UEFA es de los que dan lecciones. Es ese ente monstruoso, como lo son tantos otros geográficamente al amparo de esa no menos monstruosa Unión Europea, que quiso prohibir, ya se verá, una legítima competición entre clubes.
Por encima, se supone, de ella, otro bicho de siete cabezas cuya máxima aspiración ocasional es llevar el Mundial a una tiranía teocrática que ha organizado la infraestructura a base de látigo y esclavitud.
Pero, no nos vayamos tan lejos. Aquí, en España, el por decimocuarta vez campeón de Europa ha de luchar contra una Federación que preside un señor cuyas simpatías socialistas no son muy ocultas y que, al tiempo, hace negocios más turbios que el agua del Mar Menor con un independentista cuyo peligro es proporcional a la influencia que tiene entre los jóvenes y las personas de menor preparación.
Y, para cerrar el círculo, una Liga de Fútbol Profesional con un solo objetivo: perseguir al grande gracias al que, por otra parte, van a subsistir los pequeños a los que dice proteger.
Pues bien, contra estos vientos y estas mareas, contra el jefe de los árbitros, contra un VAR gestionado por un aspirante a presidir el FC Barcelona y contra un clima social de victimismo y pandereta, un equipo que, dicen, juega muy mal y no llega a puerta, gana la Liga española y lo que de verdad hay que ganar, la Copa de Europa. Tranquilos, siempre quedará la Copa de S.M. el Rey para izquierdistas e indepes.
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