Las empresas de la provincia de Valladolid

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Las empresas de la provincia de Valladolid, y muy especialmente las asentadas en el medio rural, que las hay y muchas, están de enhorabuena. La Cámara de Comercio e Industria, un organismo clave para la coordinación de las acciones empresariales, tiene un nuevo presidente, el riosecano Víctor Caramanzana, que llega, quiero pensar, para quedarse y afrontar los cambios que, sin duda, necesita la institución.

Son muchas las virtudes que adornan al presidente, que es nuevo en el cargo pero no en la Cámara, y, mucho menos, en esa actividad tan ingrata cual es la de generar riqueza, empleo y bienestar a cambio de no pocas críticas, horas regateadas a la familia, a los amigos y al sueño y muchos, muchos sinsabores.

La Cámara, al igual que la economía global, está inmersa en un momento de incertidumbre, de posibles cambios de enfoque, de retos que hay que afrontar si empresarios y trabajadores, vendedores y consumidores, ciudadanos todos de a pie, queremos salir adelante. A los problemas de definición jurídica conocidos por el sector se une la también conocida situación económica que afecta, no lo ocultaremos, al organismo y, por ende, a sus trabajadores. Pero no creo excederme en el elogio si les digo que Víctor Caramanzana es el hombre indicado para reconducir una situación que ya ha sido diagnosticada y cuyas soluciones, si ser mágicas, al menos vienen con el proyecto.

De entrada, alguien me podrá rebatir diciendo que llega por un mero corrimiento de banquillo que coloca en el primer puesto al número dos de la Cámara tras la espantada del anterior presidente. Pues no, su trayectoria profesional le avala e intentaré argumentarlo.

En primer lugar, Víctor Caramanzana no es un jugoso asalariado de una firma, sino un empresario, clase social, no se nos olvide, a la que representa la institución cameral, que nació para defender los intereses de las compañías, no los de quienes circunstancialmente puedan estar al frente de las mismas.

En segundo lugar, porque el nuevo presidente es un hombre de mundo. Y es que, para ser esto, hombre de mundo, no hace falta pasearse por los cinco continentes. Vale con estar donde hay que estar, hablar con quien hay que hablar, recibir a quien hay que recibir y gestionar, gestionar y gestionar. Hay que ser, en definitiva, un gran relaciones públicas, siempre con la palabra adecuada y el gesto medido, y en eso, el protagonista que hoy nos ocupa no le anda a la zaga a nadie.

Y en tercer lugar, aunque es el más importante, Víctor es un gran empresario. Sus firmas se sitúan entre las primeras de España en su ámbito, compañías asentadas, además, en el medio rural, teniendo a una gran población como es Medina de Rioseco en el epicentro de sus decisiones desde hace muchos, muchos años. Empresas, por otra parte, volcadas en la prestación de servicios al agricultor y al ganadero, empresarios ellos también.

El nuevo presidente, insisto, llega con las ideas muy claras, con ganas de hacer cosas. Los nuevos tiempos en la economía y en la política obligan a una reorientación de la Cámara que afectará a la gestión, a los objetivos y el modo de conseguirlos. No será fácil, no será de hoy para mañana, pero estoy convencido de que, antes de que el gallo cante tres veces, buena parte de lo que se quiere hacer se habrá encarrilado. Suerte.

Blog de Ángel Cuaresma

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