La aprobación de la reforma de la PAC, la gran noticia para el campo europeo este año, ha vuelto a poner de moda, si es que alguna vez no estuvieron, a las comarcas agrarias. Si bien es verdad que no es lo mismo hablar de comarca agraria que de comarca administrativa, no es menos cierto que las gentes del medio rural siempre se han organizado en función de la localidad considerada cabecera.
Independientemente de la división administrativa provincial y/o regional, que funciona mucho mejor, por cierto, de lo que a veces nos quieren contar, independientemente de dónde cada uno tenga que realizar sus gestiones burocráticas en aquellas actividades para las que aún nos queda libertad, los hombres y mujeres que vivimos en los pueblos elegimos la localidad que más nos conviene: por cercanía, por tamaño, por disponibilidad de servicios (entendiendo por éstos los privados) cada familia sabe en qué pueblo comprar los víveres, echar gasolina o disfrutar sus ratos de ocio.
Ello significa, en no pocas ocasiones, romper las fronteras provinciales de tal modo que un ciudadano puede vivir, es un ejemplo, en un pueblo del noroeste de Ávila y hacer su vida económica en la provincia de Valladolid, en Medina del Campo, sin ir más lejos, o residir en la Tierra de Campos vallisoletana y comprar en la leonesa Sahagún, independientemente, insisto, de dónde nos lleve, luego, la política cuando tenemos que presentar formularios o pagar, pagar y pagar (bueno, vale, a veces también recibir subvenciones).
Recuerdo, en este punto, una de las propuestas del PSCL-PSOE para las Elecciones autonómicas de 2007, siendo candidato Ángel Villalba, la creación de comarcas administrativas en toda la Comunidad Autónoma. La idea fue tomada por poco menos que un anatema por el partido en el Gobierno, el PP, formación que, seis años después, y con otros comicios por medio, no recela ahora de esta posibilidad, al menos en casos muy concretos.
Como es sabido, sólo una comarca está reconocida hoy como tal desde el punto de vista administrativo, El Bierzo, en la provincia de León, e incluso goza, es una forma de escribir, de instituciones propias. Quizá no sea momento, puede que nunca lo haya sido, de crear nuevas figuras administrativas, mucho menos nuevas instituciones, pero no estaría de más dejar seguir su curso a la organización de comarcas y que ello se extendiera, aunque en muchos casos es una fórmula irreversible, a los ámbitos públicos esenciales, cuales son la Sanidad y la Educación, lo que ahorraría al ciudadano horas, kilómetros, gastos, riesgos…
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