La achicoria

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Hoy quiero hablarles de uno de esos cultivos desconocidos por el gran público pero que quizá no sea una novedad tanto para el  sector especializado como para los profesionales del sector: la achicoria. Qué duda cabe que, hace décadas, la achicoria se identificaba, únicamente, con un producto sustituto del café o del cacao que sólo se utilizaba como alternativa ahorradora al consumo de productos más caros.

Este sambenito, parece obvio, sigue acompañando a un cultivo que, aseguran algunos de sus promotores, podría tener futuro en España y, muy especialmente, en tres provincias de Castilla y León, ya no como alternativa para el consumidor sino como posibilidad viable para algunos agricultores, quizá no muchos.

La producción y el consumo, conceptos habitualmente asociados, de la achicoria están más extendidos en países donde ésta se mira sin complejos. Así, es frecuente en lugares no tan alejados como Portugal y Francia, si bien también la encontraremos en Alemania y países del norte de Europa. En España, la distribución comercial está, casi en exclusiva, en manos de una multinacional belga que opera con distintas marcas, muchas de ellas con nombres de acusado tipismo español.

Sin embargo, y pese a la fortaleza de la distribuidora europea, en nuestra Comunidad unos 40 agricultores de las provincias de Ávila, Segovia y Valladolid se dedican, no a tiempo completo, claro está, a un producto que puede menguar los malos resultados obtenidos en recientes campañas por las hortalizas. Según explica Pedro Carbajo, uno de los técnicos que mejor conocen los secretos de este cultivo, su tratamiento y comercialización, unas 120 hectáreas se reparten por las citadas provincias, especialmente en torno a las comarcas segovianas de El Carracillo y Cuéllar y la vallisoletana de Íscar; esta última da nombre a una de las industrias más reconocidas del sector.

Sin embargo, según insiste el propio Pedro Carbajo, la capacidad actual es de unas 300 hectáreas y ya se trabaja en el estudio de técnicas agronómicas para multiplicar por diez esta superficie de un cultivo del que, en la actualidad, se pueden obtener entre 55 y 68 toneladas por hectárea.

Con todas las reservas que se quiera, la achicoria está considerada prebiótica pues la inulina, el polisacárido que se extrae de su raíz, ayudaría a mejorar la digestión.

En el caso de nuestros cultivadores, la planta se recoge y, entregada a la industria, se deshidrata y, posteriormente, en otras fábricas, se solubiliza para su envasado y comercialización en la forma que conocemos aunque, como queda dicho, no mucho pues su consumo es reducido.

Con la precaución que se debe mantener cuando, en un medio de comunicación, escribimos o hablamos de las propiedades de un producto, y sin pretender ser demasiado técnico, ojalá estos pequeños datos sirvan para conocer mejor este cultivo o, al menos, para que recordemos que existe y que, como en tantos otros casos, se da casi exclusivamente muy cerca de nuestras explotacionesn.

Blog de Ángel Cuaresma

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